1. Sin gas en el puti


    Fecha: 26/07/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos

    ... vulva desde la cintura del ajustado mini short. Rozando el clítoris.
    
    La otra mano en ese momento la tenia echada hacia atrás y apoderándome de la firme nalga de la chica delgada por debajo de su faldita.
    
    Mi cabeza echada atrás, suspirando y dejando mi cuello libre a los labios de ambas. Me giré para hacerle un poco de caso a mi otra belleza, lo que aprovechó Nuria para librarme del tanga.
    
    - ¡Que buenas estáis!
    
    - Tú si que estás rica.
    
    - ¿Todas las chicas de vuestra profesión se han vuelto lesbianas?
    
    - Todas puede que no. Pero muchas le hemos cogido el gusto a las mujeres al ver como nos tratan los tíos.
    
    Me agaché para comer las duras tetitas pequeñas cónicas. Tras quedarme con su top en la mano. La faldita ya había caído y su negro tanga de encaje era lo único que me escondía su vulva fina y pequeñita.
    
    Al agacharme mi culo había quedado perfecto para que la otra morena me besara y lamiera las desnudas nalgas. Incluso las abriera para darle una rápida lamida a mi ano.
    
    Ya libres de toda la ropa las dos me llevaron a la ducha, supongo que sería la costumbre antes de follar. Allí había un sitio cómodo para las tres. Abrieron el agua que corría desde la moderna ...
    ... ducha sobre nuestras pieles suaves.
    
    El gel de ducha nos ayudó a acariciarnos, la dermis enjabonada dejaba que nuestras manos recorrieran los cuerpos dulces de las otras. Las pieles frotándose.
    
    Yo sentía cuatro manos sobre mí, pues ellas parecían conocerse bien. A mí en cambio me faltaban manos para tan maravillosos cuerpos. Apretada entre ellas sus pechos, sus cuerpos frotándose con mi húmeda piel. Nuestros labios no paraban y yo lamía la piel limpia y brillante.
    
    Me corrí tantas veces bajo el agua que caía como lluvia sobre nuestros cuerpos que apenas me quedaban fuerzas cuando me llevaron a la enorme cama. Claro que yo tampoco había parado de acariciar y lamer sus pieles y sexos. Todas tuvimos nuestros orgasmos sin salir de la ducha jadeando y suspirando.
    
    Regresé a la entrada donde la nueva chica, la rubia, me invitó a tomar un refresco con ella. Lo suyo era trina de manzana que con los hielos parecía whisky. Pero era evidente que también me miraba con deseo.
    
    Claro que para entonces la grúa estaba recogiendo mi coche y no pude quedarme con ella un rato más. Aunque si me quedé con todos sus teléfonos para repetir la experiencia alguna de sus noches libres y en mi casa. 
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