1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (7)


    Fecha: 26/07/2024, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... sorprendida. Lleva una mano a su boca entreabierta y endereza la espalda. Entonces levanto los hombros, tuerzo la boca y le expongo mi punto de vista.
    
    —Pues sí. Y una cosa es permitir que se doren como pollos en asadero, las nalgas y las pelotas, pero otra muy distinta es aceptar que sus demostraciones de afecto sean tan subidas de tono.
    
    — ¿Te imaginas donde los hubiese llegado a pillar Kayra? Esa mujer es capaz de agarrarles por las vergas y hasta de cortarles los testículos con su cortaúñas. —Finalizo mi comentario y me dirijo hacia el interior de la cabaña, dejando a Mariana allí, pensativa.
    
    —Disculpa. ¿Qué me decías? —De nuevo pregunto pues no le presté demasiada atención. No me responde y entonces observo como Mariana sigue en la puerta, riéndose a carcajadas. ¡De seguro que se debe estar imaginando la escena!
    
    —… ¿Melissa? —Al pronunciar su nombre, ella me mira y de a poco deja de reír. Levanta su brazo derecho, extendiéndolo hacia mí, solicitándome un momento para respirar y poder hablar.
    
    — ¡Olvídalo, olvídalo! Ehmm… Estoy aquí para confesar mis culpas y poner la otra mejilla. Si quieres contarme algo de eso o pedirme perdón, hazlo después de conocer… de saber lo que hice. —Le digo con algo de recelo.
    
    Camilo asiente positivo y en silencio se dirige hasta su habitación. Desde aquí, de pie aun en la entrada puedo escuchar que abre y cierra cajones buscando algo. Y luego de unos momentos regresa hasta ponerse en frente mío, con un objeto negro en su ...
    ... mano.
    
    —Hará bastante calor Melissa, y como ves aún no he comprado el bendito ventilador. Podemos seguir hablando afuera en el porche para estar más cómodos. ¿Te parece? Ten, esto es tuyo. —Y le entrego el práctico abanico plegable de ébano, estampado con vistosos caracteres japoneses dorados que un día le ofreció un vendedor ambulante en el muelle, observando como atracaban los cruceros, junto a nuestro pequeño Mateo.
    
    — ¡Lo guardaste! Gracias mi cielo. —Le digo al recibir mi abanico y extenderlo para darme un poco de refrescante brisa.
    
    — ¡Me parece perfecta tu idea! Déjame colocar aquí la mesita de madera y traer la nevera portátil para enfriar nuestras bebidas… ¿Aun tienes hielo? —Le pregunto. Y entonces reparo en que es extraño para mí, para él quizás también, esta muestra de familiaridad.
    
    —Hummm, creo que no pero en la cocina de la casa debe haber. ¡Ya regreso! —Le digo a Mariana y del piso en nuestra cocina… ¿Nuestra? Ufff, en fin. Termino de recoger la pequeña nevera por los costados, cargándola conmigo en dirección a la casa, y dejo a Mariana acomodar junto a mi silla mecedora, la mesita redonda.
    
    —Joven Camilo… ¿Qué se le ofrece por aquí? —Indaga curiosa mi negra hermosa cuando me ve ingresar a la cocina por la puerta posterior. La veo apurada sirviendo el desayuno para nuestros huéspedes.
    
    —Solo un poco de hielo, Kayra. Necesitamos enfriar las botellas y… yo hacer un poco de tiempo para romper la tensión del momento, esa es la verdad. ¿Aún no llega Maureen? ...
«1234...13»