1. Deseo cumplido


    Fecha: 28/07/2024, Categorías: Voyerismo Autor: voyenudista, Fuente: CuentoRelatos

    Sucedió durante nuestra tercera noche en Desire RM, aquel noviembre del 2020. Para quienes no sepan qué es este lugar, lo explico brevemente: es un pequeño hotel (114 habitaciones) ubicado en Puerto Morelos, Riviera Maya, exclusivo para parejas liberales. Salvo los restaurantes, el resto del establecimiento es de ropa opcional y es swinger friendly.
    
    Algo único es que cuenta con dos espacios con el propósito específico de tener sexo en público: uno es la terraza jacuzzi, con una enorme tina para unas 30 personas con wet bar, así como siete u ocho camas con vista al mar o a la laguna; el otro es el playroom, un largo cuarto situado junto a la discoteque, con un gran colchón colectivo de unos 10 o 12 metros de longitud, un muro acolchado con argollas y un par de sillones eróticos, todo ello entre espejos que cubren gran parte de los muros. Mientras que la terraza tiene su horario de mayor actividad entre las 4 y 7 de la tarde, así como después de la una de la madrugada, el playroom funciona a partir de las diez de la noche. Ambos lugares son los paraísos para el voyerismo y el exhibicionismo, aficiones que tenemos tanto Andrea, mi novia de aquel entonces, como yo.
    
    La primera noche que visitamos el playroom, sólo fuimos a lo nuestro: tener sexo cerca de otras personas, viendo y sabiéndonos vistos. El enorme colchón está dividido en una especie de cubículos, mediante ligerísimas cortinas de tul, que no proporcionan aislamiento visual alguno, sino solamente cierto límite ...
    ... físico para cuestiones de privacidad, si es que en ese entorno puede haber alguna.
    
    La segunda noche le propuse a Andrea que entraríamos sólo a excitarnos, que no cogeríamos allí, sino que sólo tendríamos intensos fajes, quizá sexo oral y, cuando no pudiéramos más, nos iríamos a nuestra habitación a desfogarnos. Así lo hicimos.
    
    La mañana del tercer día conocimos en el área de la alberca a una pareja ligeramente más joven que nosotros. Él, el típico gringo blanco con pinta de adinerado; ella, una mujer de rasgos orientales con tetas firmes y pequeñas en un cuerpo muy atractivo y bien conservado a sus cuarenta y tantos. Platicamos de cosas insustanciales, aunque nos cayó en gracia saber que ese día tanto ella –Lisa- como yo, cumplíamos años. Nos despedimos con el clásico “see you later” y no volvimos a pensar en ellos.
    
    Después de la cena y la pre-copa en el lounge al aire libre, con buena música en vivo, estábamos listos para la disco. Tomamos nuestro lugar en un sofá desde el que teníamos una buena panorámica de la pista de baile, cerca del bar y, en consecuencia, cerca de la entrada al playroom.
    
    La noche se puso loca desde temprano, gracias a una joven hispana, pareja de un hombre mucho mayor quien, bastante pasada de copas empezó a bailar descalza en la pista, con un ritmo a la vez desmañado y erótico, mientras el viejo la veía desde un banco alto junto a la barra. Poco después, la chica lanzó su breve vestido y quedó completamente desnuda, para mayor placer visual de ...
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