Deseo cumplido
Fecha: 28/07/2024,
Categorías:
Voyerismo
Autor: voyenudista, Fuente: CuentoRelatos
... todos los que allí estábamos. Por si eso no fuera suficiente, durante su frenético baile se frotaba contra quienes bailaban cerca de ella, para después terminar también restregando su firme cuerpo contra prácticamente todos los asistentes, incluyéndonos a Andrea y a mí. Desgraciadamente, el alcohol hizo sus estragos y al cabo de un rato, ya muy trastabillante, salió del local, casi colgada de su viejo acompañante, habiendo calentado el ambiente.
Después de volver de la barra con una segunda ronda de tragos y antes de sentarme junto a Andrea, le dije que me daría una vuelta por el playroom para “tantear las aguas”; no teníamos plan específico para esa noche, pero no queríamos irnos de Desire sin una tercera jornada en ese excitante salón. Volví un poco desilusionado, puesto que el cuarto estaba completamente vacío, lo que hacía absurdo entrar a él; decidimos esperar mientras bailábamos un rato. Luego de una media hora y a pesar de la penumbra del antro, vimos que algunas parejas desaparecían tras la cortina que separa al playroom de la disco; una mirada nos bastó para decidir que era el momento de una segunda exploración, la que haríamos juntos. Después de beber el resto de nuestros tragos, nos dirigimos hacia allá. Ya desde la entrada, la escena era inmejorable; un tipo –bastante sangrón, por cierto, al que nunca vimos platicar con nadie más- estaba desnudo, atado al muro acolchado, de cara a éste, mientras su rubia y atractiva esposa, con las tetas al aire, lo azotaba ...
... levemente con un látigo de múltiples puntas, alternando los golpes con besos y lengüetazos en su espalda, nalgas y piernas. Nos estacionamos un poco viendo el show, mientras nos desvestíamos y colocábamos nuestra escasa ropa en un casillero y tomábamos de allí mismo un par de toallas; la rigidez de mi pene delataba mi excitación, tal como la de mi novia, que pude comprobar al palpar su vulva.
Avanzamos hacia el fondo, buscando un espacio libre para acostarnos, cuando Andrea señala discretamente y me dice:
-¿Ya viste quién está allí? Tu colega la china.
En ese momento, Lisa besaba a un hombre que no era su marido –y a quien no alcanzamos a identificar-, mientras éste le lamía las tetas a quien claramente era la pareja del otro. Andrea y yo nos quedamos de pie, disfrutando de la escena y manoseándonos con lujuria.
-Ven, vamos a ponernos cerca de ellos –le propuse, y colocamos nuestras toallas al lado de la transparente cortina, recostándonos sin perderlos de vista.
Entonces el marido de la china –le llamaré Lewis, aunque no recuerdo su nombre- se acostó sobre su espalda, mostrando su verga erecta de buen tamaño, similar a la mía aunque de color mucho más claro. Las dos mujeres se arrodillaron y se abocaron a brindarle atención al miembro viril, mientras el otro hombre se mantenía ligeramente al margen, únicamente acariciando las nalgas de ambas. Las dos chicas parecían tener una excelente coordinación, mientras una chupaba el pito, la otra lamía los testículos; ...