1. El gusto por el sexo con mi primo Nacho


    Fecha: 31/07/2024, Categorías: Incesto Autor: Caprice, Fuente: CuentoRelatos

    ... desnuda, al tiempo que contempla mis senos sobresaliendo del pecho, igual que colinas con cimas puntiagudas. ―Resulta que al final me ha salido tímido―, digo para mis adentros.
    
    Media hora más tarde, me doy la vuelta como una tortilla en la sartén, flexiono las piernas alzando los pies hacia el cielo y termino abriendo un poco los muslos, para que el coño quede libre de obstáculos ante su vista. Como ahora no tiene paquete que colocarse, intuyo que se acaricia por el movimiento de su brazo, semi oculto tras la electrónica de navegación.
    
    Pasado otro rato, sin que se decida a tomar la iniciativa, entiendo que las cosas han cambiado para los hombres, si la mujer no admite de buen grado la más mínima insinuación. Como creo que resulta menos violento si lo hago yo, le grito que voy a darme un baño y me lanzo de cabeza. Sin valorar los posibles riesgos, paso nadando un ratito cerca del barco. Entonces grito pidiendo socorro, al tiempo que chapoteo en el agua con brazos y manos. Al verme en aparente peligro, corre por cubierta y se lanza de cabeza, ―como tarzán para salvar a Jane de las fauces de un terrible cocodrilo, en este caso, como mucho, un tiburón blanco de turismo por el Mediterráneo―. Apenas llega a mi posición, me pregunta si estoy bien, al tiempo que me ayuda a flotar.
    
    ―No sé qué ha pasado, pero me cuesta moverme ―respondo fingiendo un terrible dolor.
    
    Termino abrazándole con brazos y piernas, aplastando los pechos contra el suyo, y la entrepierna en su ...
    ... vientre. Viendo que nos hundimos, porque no puede con los dos, me lleva al velero en plan socorrista. Allí me ayuda a subir la escalerilla de popa, empujando la mía con sus grandes manos, abarcando las nalgas por completo. Una vez estoy sentada en cubierta, sigue preocupado por mí.
    
    ―Ha debido ser un calambre. ―Me quejo exagerando el dolor, al tiempo que aprieto el muslo derecho con las manos.
    
    Nacho retira las mías y empieza a masajearme con las suyas. Me gusta, no voy a negarlo, y aprovecho para enseñar algo abriendo un poco los muslos. Llega hasta rozarme la ingle, mira incrédulo lo que florece al lado y decido lanzarme a la piscina.
    
    ―Quiero que olvides por un momento que somos primos y me respondas como mujer, porque como tal quiero saber, ¿qué sientes por mí?
    
    Desconcertado, Nacho vacila un instante.
    
    ―Como prima te quiero, de otro modo… ―vuelve a vacilar―. De otro modo, creo que no está bien.
    
    Su respuesta no me satisface porque es ambigua. Puede que cauta, incluso cobarde. Tengo que asegurarme forzando una respuesta inequívoca.
    
    ―El otro día me miraste el culo mientras limpiaba. De madrugada nos comimos la boca en la playa. Y hoy has devorado mi cuerpo desnudo con los ojos. No sé qué significa esto para ti; pero yo te quiero como primo y te deseo como hombre.
    
    No espero una respuesta de palabra, porque sus ojos ya lo han hecho, y me lanzo a comerle la boca al tiempo que le obligo a tumbarse. Quedo encima de él, y noto cómo su verga crece empujando mi ...
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