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Como cada jueves
Fecha: 16/08/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
Como cada jueves, yo llegaba desde Barcelona a primera hora de la mañana. Después tomaba un taxi en el aeropuerto que me llevaba hasta el céntrico edificio de viviendas donde vivía en Madrid. A las 8:30 de la mañana me cruzaba en el portal con Juan Carlos, mi vecino. Era un alto cargo de un partido político que a sus 57 años lo había sido todo dentro de sus siglas. Nos saludábamos cordialmente y comentábamos algunos aspectos del panorama político. En los últimos tiempos Juan Carlos se había visto obligado a apagar varios incendios internos provocados por los celos entre compañeros. Esto había llevado al partido a ocupar muchas portadas de prensa en la última semana con lo que mi vecino había tenido un trabajo estresante. Tras compartir unos minutos de charla, él se subía al AUDI A8 oficial y yo me adentraba en el edificio. Después de atravesar un hall totalmente forrado de mármol entraba en el ascensor. Pulsaba el botón n°18 que me llevaba directamente a la planta ático. Al cerrarse las puertas me miraba en el espejo para repasar mi aspecto. A mis 32 años disfrutaba de un físico privilegiado. Apretaba el nudo de mi corbata y observaba como se ajustaba el traje de Armani azul a mi definida musculatura. No podía evitar una sonrisa de quién se sabe ganador. Canalla para ellas. Cabrón para ellos. El ascensor tardó menos de un minuto en ascenderme a la máxima altura de aquel exclusivo edificio. Con un sonido de campana se abrieron las puertas y pasé a un amplio ...
... descansillo con un gran ventanal que separaba las puertas de las dos únicas viviendas que se distribuían en la planta ático. A la izquierda la letra B, cerrada a cal y canto desde el domingo. A la derecha la letra A, permanecía encajada, invitándome a entrar. No lo dudé. Cerré la puerta a mi espalda y con parsimonia me deshice de la chaqueta. Ahora la camisa blanca a medida era lo que cubría mi cuerpo. Por fin vi a la persona que habitaba el ático: -Te esperaba ansiosa. Esa fue su bienvenida antes de levantarse del carísimo sofá de cuero. Eva lucía un espectacular desnudo a sus 50 años, 7 menos que su marido. Su doble maternidad hacia que sus tetas medianas comenzaran a ceder a la gravedad. Sus pezones oscuros estaban endurecidos de excitación. Tenía un cuerpo tonificado por el clycling. La mujer de mi vecino caminó hasta el ventanal desde donde se veía la gran avenida mientras yo me sentaba en el lugar que había ocupado ella. Frente a mí, colocó un consolador de unos 20 cm pegado al cristal. Sin dejar de mirarme lo untó con un gel viscoso antes de colocarse de espalda a la ventana, dejando la polla de goma entre sus piernas. Suspiraba mientras se balanceaba levemente sobre el juguete. En cada movimiento el capullo ficticio asomaba por entre sus gruesos labios vaginales lampiños. De repente lo agarró para dirigirlo a su culo. Mordiendo sus carnosos labios y cerrando los ojos fue lentamente empalando su ano. No pudo evitar dar un gemido cuando el ariete de látex ocupó la ...