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Hueco oriental: Masaje con final feliz
Fecha: 01/09/2024, Categorías: Hetero Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
... problema! Solo quería pedir permiso, pues no quería que te sintieras incómodo. -Para nada… créeme que no me harás sentir incómodo… al contrario, me harás sentir muy cómodo. -le dije sonriendo. Ella me tomó la verga con su pequeña mano y me echaba agua caliente y a la vez me frotaba las bolas y me masajeaba la entrepierna. Obviamente mi verga terminó de reaccionar y estaba a pleno volumen con todas esas ganas que la chica ecuatoriana había generado con esa plática erótica donde la oia gemir mientras ella se masturbaba. Anna, quien en ese momento me tomaba la verga masajeándola con sus dos manos me decía: -¡La tienes grande! -¿Te parece grande a ti? -¡Si… es muy grande! Imagino que su esposa a de ser una mujer muy feliz. – Me dijo sonriendo. -No tengo esposa. – le dije. Ella me quedó mirando un tanto seria y me hizo una plática trivial donde se presentó con ese nombre de Anna. Me pidió que me parara y me comenzó a secar el cuerpo para luego meterme a otra habitación que era la sauna. Ahí estuve por 15 minutos relajándome, escuchando esa música asiática de fondo y con la ansiedad de saber sí esta chica de nombre Anna era la que me daría el masaje. Anna regresó y de nuevo me tomó de la mano y me llevó de nuevo al mismo cuarto donde había dejado mi ropa. Me pidió que me acostara boca hacia abajo y me cobijó con una toalla y comenzó a masajear mi cuerpo por sobre la toalla. Era un tanto decepcionante pues quería sentir el calor de sus manos, pero eso solo era ...
... el principio, era solamente una forma de secar el cuerpo. No se lo pregunté, pues lo intuí cuando ella me removió la toalla y solo me cubría las nalgas y piernas. Comenzó masajeando mis espaldas donde ella se colocaba por mi cabeza y cuando se estiraba para alcanzar mis nalgas, podía sentir con mi cabeza las curvas de su entrepierna, pues a ese nivel me quedaba. No sé si lo hacía adrede o de una forma desapercibida, pero sentir el calor de su conchita en mi cabeza me comenzó a excitar, especialmente que la tela de su pantalón era delgada y podía sentir plenamente esos muslos muy bien desarrollados. Quizá pasó masajeando mis espaldas y mis nalgas por unos 20 minutos y me pidió que me volteara y me tapó la verga con la toalla. Me dio un rico masaje en los pectorales, hombros y brazos para luego pasar a mis piernas cubiertas por la toalla. Hizo una pausa y me preguntó: -¿Quieres que te la cubra con la toalla o no te importa? -La verdad que no me importa. -le he contestado. La verdad que quería que me viera con la verga parada, pues eso de que te masajeen la entrepierna en esa zona púbica no deja de excitar a nadie. Mi verga se volvió a parar y solo sentía como sus brazos chocaban con mi verga mientras ella me masajeaba alrededor. Me agarraba los huevos con sus uñas en una especie de masajes y pensaba que en minutos me iba a hacer la oferta típica que he escuchado les han hecho a otros y es por eso por lo que a estos lugares algunos le llaman: masaje con final feliz. ...