Cogí a la esposa de mi gerente
Fecha: 12/09/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos
Cuando tendría unos 35 años trabajé un tiempo en una firma de consultoría de mediano tamaño y mucho prestigio. El gerente de la misma, a la vez el dueño, era un tirano de la peor calaña. Tendría ya unos 65 años y un genio realmente insoportable. Su prepotente proceder ocasionaba que la rotación de personal sea extremadamente alta. A pesar de saberlo, por comentarios de amigos que habían trabajado antes en la empresa, decidí asumir el reto, pues el pago era notablemente bueno y la experiencia de trabajar con él siempre era un trampolín hacia mejores puestos.
Soporte poco más de un año su intolerable forma de ser. Y debo reconocer que se cumplió mi objetivo de dar un importante salto laboral. El dueño de la consultora era realmente un capo, un profesional brillante y muy bien contactado. Aprendí mucho y luego logré un contrato que mejoró aún más mis ingresos y mi perfil profesional.
Ahora, a la distancia, recuerdo dos cosas de esta experiencia laboral. En primer lugar, lo importante que fue para mi desarrollo profesional siguiente y, en segundo lugar, el doble placer de haberme cogido a la esposa del dictador.
A pesar de tener unos 65 años, la segunda esposa de mi entonces gerente tenía algo más de 40 años. Sin dudarlo y sin medias tintas, la típica mujer aspiracional que quería “un viejo con plata”, tal como se dice en Perú. No voy a decir que fui un seductor galán que sedujo a la seria y recatada dama casada. Simplemente fue el encuentro de dos deseos. En mi caso, ...
... con el doble placer de disfrutar un delicioso cuerpo muy trabajado en gym y, a la vez, a la esposa del prepotente que me jodía en el trabajo.
La señora en cuestión iba un par de veces por semana a la oficina. Sin preámbulos se metía directamente a la oficina del gerente, quien ante ella era realmente un faldero sumiso. Sin dudarlo llegaba a pedirle dinero, pues casi siempre el tesorero de la empresa ingresaba a la oficina y salía casi despedido a zapatazos.
Mi oficina estaba en la ruta de entrada y salida de la señora y más de una vez admiré su bien trabajado cuerpo, sabiendo que para ella era poco más que una mosca y menos que una cucaracha. Pero, la vida es extraña y toma rumbos que uno ni se imagina.
Un par de días mi gerente estuvo algo delicado de salud. Trabajó desde su casa (una impresionante mansión en San Isidro, a pocas cuadras del golf). Teníamos que entregar un informe de consultoría unos días después y me hizo ir a su casa para revisar los avances. Fui dos veces. La primera vez nada fuera de lo común. La segunda vez al llegar vi a su mujer llegando del gimnasio, en leggings que resaltaban sus bien formadas piernas y culo. No pude evitar mirarla con deseo. Ella me miró y me saludo con la fría cortesía de las burguesas limeñas.
Estuve un par de horas reunido con mi gerente y al salir de la casa, me encontré nuevamente a la señora, coordinando con el jardinero unos arreglos en el jardín del acceso. En short y un polo ligero y un sombrero blanco, parecía ...