El gran amor por el mas joven de mis hijos (2)
Fecha: 16/09/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: dradelsexo, Fuente: CuentoRelatos
Salí de la habitación aun con semen fresco por todo mi cuerpo. El calor de la juvenil verga de mi hijo aún podía sentirlo en mi mano. Caminé desnuda hacia el baño y abrí el agua caliente. Había decidido que por el momento estaba bien dejarlo en solo una masturbada. Mientras caminaba hacia la ducha para quitarme esa sensación de semen seco de mi cuerpo note que mi vagina goteaba profusamente, era una señal inequívoca del gran deseo por mi hijo y su enorme y gorda polla lo que lo provocaba. Un deseo que ya había invadido cada célula de mi ser y que apenas y podía controlar en ese momento.
Entre al baño y abrí el agua caliente. Ingrese a la ducha solo cuando ya había salido un poco de vapor del interior. El agua caliente se sentía deliciosa, me recordaba el calor de la semilla de mi hijo, casi hirviendo por toda mi piel. Mis pechos estaban increíblemente sensibles y era como si pudiera sentir cada gota de agua que caía sobre ellos. Empecé a masajearlos y mis pezones reaccionaron de inmediato poniéndose muy duros. Ansiaban ser mamados, rogaban por unos labios y lengua jóvenes, quizás añoraban a aquel que hace años los había succionado con todo el amor del mundo para alimentarse. Al más pequeño y consentido de mis hijos. Comencé a pellizcarlos fuertemente, el agua caliente casi sobre todo mi cuerpo elevando mi temperatura corporal al mismo tiempo que mi deseo. Mi mano instintivamente fue hacia el monte erótico en mi entrepierna. Estaba inundada en deseo. Mis dedos se ...
... deslizaron suavemente hacia adentro y arriba, mis labios dejaron escapara un gran gemido que no pudo ser contenido. Mis pezones estaban duros como piedras y mi suave piel estaba erizada por completo. Mis dedos se movían de forma traviesa dentro de mi vagina jugueteando con cada rincón de su suave textura buscando ese dulce punto, el punto que a cada mujer la llevaba a perder la razón por la lujuria que causaba, el punto G. Al momento de encontrar aquel punto rugoso entre aquel mar de suavidad mis dedos tomaron firmemente la convicción de darle un profuso placer.
Lo acariciaban suavemente, pero con rigor, mi clítoris se inflaba con cada una de mis suaves caricias. Los jugos de mi vagina se desbordaban lentamente y caían sobre mis piernas hasta el suelo, mezclándose con la suave cortina de agua caliente. De pronto escuche un suave golpe cerca de la puerta, voltee de reojo y pude ver a mi hijo espiando por la puerta que estaba entreabierta, había olvidado cerrarla por completo y él estaba espiándome, inmóvil y mirando fijamente hacia mí, en ese momento decidí darle el espectáculo que buscaba. Saque mis dedos húmedos de mi vagina, rebosantes en mis jugos vaginales y los lleve a mi boca, me recargue sobre la pared de la regadera y comencé a mamarlos como si fuera su polla, incluso dije su nombre. Dame tu polla mi amor déjame mamarla -dije mientras succionaba mis dedos como si fueran su gran miembro y mi otra mano sujetaba firmemente uno de mis senos. Vi de reojo que él había metido su ...