1. Un reconocimiento médico inesperado


    Fecha: 16/09/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Javimorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... pubis y después el abdomen apretando ligeramente en esos lugares. Después se sentó en un taburete entre mis piernas y su cara quedó justo enfrente de mis partes íntimas y me volvió a inspeccionar la bolsa escrotal pero esta vez con más detenimiento. Me palpó los testículos delicadamente. Los tenía en ese momento separados del cuerpo, colgando bastante, así que abierto de piernas era más fácil poder tocármelos.
    
    Después, cuando me estuvo explorando el testículo derecho, en un momento dado, me hizo un poco de daño pero se me pasó el dolor enseguida.
    
    Una vez hecha la exploración genital completa le dijo a la enfermera:
    
    –Dame otros guantes y prepara el lubricante.
    
    Ya sabía lo que me iba a hacer: le tocaba el turno a mi trasero.
    
    Cuando se puso el par de guantes nuevo, me empezó a palpar los alrededores del ano. Supongo que sería para ver si tenía alguna fisura o algo parecido.
    
    –Alicia, lubrícale, por favor –le dijo a la enfermera.
    
    Pude ver como ella tenía el gel lubricante en la mano y después noté como me lo untaba en la entrada anal. De hecho, metió un poco su dedo a lo que mi pene respondió moviéndose a ese estímulo. Me dejó listo para ser penetrado.
    
    Estaba tenso y nervioso y con una erección bastante incómoda.
    
    –Relájate y no aprietes el esfínter –me indicó la doctora mientras se lubricaba su dedo índice de la mano derecha.
    
    A continuación, dicho dedo lo metió dentro de mi ano. Lo hizo con decisión pero teniendo cuidado a la vez. Al principio debió ...
    ... de meter medio dedo y empezó a explorarme cerca de la entrada y un rato después lo introdujo completamente. No sentí dolor. Supongo que entre el lubricante y la excitación que sentía ayudaron para no tener ninguna molestia.
    
    Así estuvo penetrándome, calculo que durante dos minutos. Después sacó su dedo y, cuando creía que ya me podía vestir, me dio la siguiente orden:
    
    –Date la vuelta y ponte a cuatro.
    
    Evidentemente la revisión anal no había terminado.
    
    Me di la vuelta y el camisón me estorbaba porque se me estaba cayendo.
    
    –Quítate el camisón para que estés más cómodo –me dijo la enfermera.
    
    Sin nada que me tapara me puse en cuatro. La postura parecía más humillante que la anterior y mi culito blanco quedó bastante a la vista.
    
    De nuevo la doctora, que se puso de pie, volvió a introducir su dedo dentro de mi cuerpo.
    
    Miré hacia la derecha y vi mi ropa que la había dejado colocada en una silla. Con el traje de ejecutivo me sentía con poder. Pero la realidad era bien diferente porque estaba completamente desnudo, indefenso, desprotegido, expuesto, a cuatro patas, con mi culete ofrecido, a merced de dos mujeres , penetrado y obedeciendo todas las órdenes que me indicaban tanto la doctora como la enfermera. No podía hacer nada para impedirlo. Mandaban ellas y yo solo me limitaba a hacer lo que me ordenaban. Estaba en una situación de vulnerabilidad pero a la vez natural y, reconozco, también morbosa.
    
    Tan morbosa era que estaba goteando semen y, como estaba en ...