Recuerdos de hermanos (VI)
Fecha: 23/09/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Incesty, Fuente: CuentoRelatos
... se comportan como verdaderas esposas que siguen manteniendo relaciones del más delicioso y excitante sexo incestuoso con nosotros sus padres, tal y como marca nuestra tradición familiar.
En ese momento tocaron el timbre. Karen que estaba sirviendo la segunda taza de café viendo todo el espectáculo que estábamos montando y que no quería perder de vista, le dijo a su hermana que fuera a cerciorarse para ver quien estaría tocando la puerta.
Luego de unos momentos María del Pilar, nuestra madre o mejor dicho María del Consuelo se quedó viendo como yo me aprestaba a lamer la vagina de su querida hermana, mientras su ansiado hijo se besaba con su querido hermano Enrique.
- ¡Vaya!, por lo visto no pierden el tiempo, queridos hijos.
- No madre, y no se nos olvida lo que te prometimos mi hermano y yo, así que ve a nuestra recámara que ya está preparado todo para darte tu masaje, un masaje muy especial para ti, querida madre.
- Puedo incluirme también yo.
- ¿Tú que dices madre?
- Sí también incluyen a mi hermano, por mi estaría mejor, hace algún tiempo que he estado soñando también contigo, pero quiero estar con mis hijos primero –le dijo coqueteándole con la mirada.
- No se diga más y vamos a nuestra recámara –le contestó Francisco
- No, tienen mejor que hacerlo en la nuestra como parte del ritual inicial de ustedes con su madre, es muy importante por ser ésta la primera vez que lo van a hacer con la madre de ambos. –dijo la tía Soledad
- No lo había ...
... pensado así, tía
- ¡Qué bueno que lo supimos a tiempo! –dijo la tía en tanto escurría una baba de mi saliva por entre los labios de su vagina, haciéndome recordar el momento en que nuestra madre nos pilló a mi hermano y a mí cogiendo y a Francisco se le escurría el semen ante los ojos de Pilar nuestra madre, o como digo mejor, Consuelo.
Consuelo, nuestra madre aún conservaba la lozanía a pesar de ya ser una mujer adulta, de muy buen cuerpo, nalgas de buen tamaño, delgada y con unos pechos copa C que eran el más sabroso postre que pudiéramos imaginar tanto mi hermano como yo poder saborear con exquisita calma. Mi hermano cada vez era más bueno para conseguir tener de dos a tres eyaculaciones casi sin sacar su verga, ya que no perdía casi erección, creo que por el contrario ésta se acentuaba cada vez más.
Nuestra madre en realidad nos traía ya muchas ganas de hacía tiempo, prácticamente desde que empezamos mi hermano y yo a tener relaciones sexuales y así nos lo expresó.
Mi hermano comenzó primero desnudándola lentamente y acercando su boca pero sin llegar a tocarla, excepto por su lengua que lamía con suavidad las comisuras de sus labios. Mi tío sacó una cámara para grabar la escena. Lástima que en ese tiempo todavía no existían las cámaras y celulares de hoy en día, porque hubiera sido glorioso repetir todas las escenas en las actuales pantallas.
- Hija, tu ayúdame a quitarme la ropa, me gustaría empezar a sentir tus manos acariciando mi cuerpo, me excité mucho ...