Recuerdos de hermanos (VI)
Fecha: 23/09/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Incesty, Fuente: CuentoRelatos
... viéndolos cuando los descubrí cogiendo.
- Deja que mi hermano empiece primero para darte el masaje que te mereces, madre y luego también le entró yo.
Francisco la tendió desnudándola de a poco sobre la cama, ella de espaldas hacía él que cubrió sus nalgas con una toalla, como si de verdad se tratara de un masaje profesional como los que a mí me hacía. Luego se subió sobre ella quitándose los calzones y exhibiendo su miembro bien erecto, mientras sus manos acariciaban sus nalgas y con suavidad empezaba a deslizar sus dedos por entre su culo para alcanzar su vulva que ya se apreciaba sumamente mojada.
- Ay, hijo, me siento bien caliente con tus caricias.
- Yo también lo estoy y mucho, madre mía
- Me gustan estos rituales de familia, ¿sabías?
- Apenas nos estamos enterando mi hermana y yo, gracias a la tía Soledad
- ¿Entonces ya les contó todo?
- Que también son los padres de Lidia y de Sofía y que ellas son esposas.
- Bueno aún no están aprobados ese tipo de matrimonios entre mujeres.
- Pues ojalá que sea pronto porque se quieren mucho
- Sí, están muy enamoradas como yo de su tía Soledad, ¿les contó cuando nos hicimos novias?
- No aún no les he contado esa parte a tus hijos, amor mío –contestó Soledad, o Luz Marina, como ustedes prefieran decirles mis queridos lectores.
De repente sin saberlo ya estaban reunida toda la familia, incluyendo a Lidia y a Sofía que no querían perderse la visión de ver a su tía Consuelo cogiendo con sus dos ...
... hijos. Yo estaba entre apenada pero a la vez demasiado excitada y es que me imaginaba saliendo como una bebé de esa vulva tan hermosa y que la misma bebé ahora crecida y convertida en toda una mujer, la mujer de mi propio hermano donde también él había salido por esa misma abertura y que ahora estaba a punto de introducir el mismo pene en la mamá de ambos, ese mismo pene que tantas veces había introducido en la vagina de esa bebé que ahora se había convertido en su hermana y en su mujer y que estaba a punto de convertir en su mujer también a aquella persona que les había dado la vida y amamantado de pequeños. Ahora estaba dispuesta a amamantarlos de grandes, tanto con sus pechos como con los jugos de su vagina.
Francisco empezó a cubrir con sus manos la vulva que sus dedos comenzaron a acariciar y a introducirse paulatinamente, arrancando suaves suspiros mientras se montaba sobre la cama para alcanzar la espalda de ella, acercando su miembro sobre las nalgas de la autora de sus días, cubriendo de besos suaves y promiscuos los blancos hombros. Su miembro comenzaba a deslizarse por entre las nalgas de Consuelo, cubriendo con su glande el pequeño orificio de su culo que quedaba impregnándolo con una suave baba que escurría del glande de su pene.
Luego le pidió que se volteara mientras el pene se movía hacía la parte baja, tocando los labios de la ya abultada vagina que ya escurría más néctares dulces que esperaba con ansias obsequiar para que las bocas de sus hijos los ...