Todo queda en familia
Fecha: 25/09/2024,
Categorías:
Confesiones
Autor: escorpiana_luna, Fuente: CuentoRelatos
Han pasado dos meses desde el primer encuentro con el primo de mi novio y aún sigo alucinada.
Juan, mi novio desde hace algo más de nueve meses, tiene buena parte de su familia materna viviendo en Galicia, su madre se mudó a Sevilla siendo muy joven y sin comerlo ni beberlo, se enredó con un sevillano con el que se casó y tuvo dos hijos. Juan es el pequeño y Roberto le supera en edad por tres años.
Desde que comenzamos a salir lleva hablando sin parar de su primo Jaime, de su talento y de su hermandad con él, pues durante su infancia, en cada período vacacional las familias se reunían, a veces en Sevilla y otras en tierras gallegas.
Hace ya algunos años que esa frecuencia disminuyó y por eso Juan se pone tan intenso hablándome de su primo querido. Esta vez, me tocaba a mí recogerlo de la estación de tren de Santa Justa, porque mi novio esa tarde trabajaba y era imposible ir a recibirlo. Llegué pronto y lo esperé tranquilamente aunque algo intrigada por saber cómo era realmente su personalidad, pues ya sabía cuál era su físico y sí, era bastante mono, pero a mí me gusta conocer a la persona para tener algo más, así que nunca le he dado mucha importancia al aspecto físico.
Su tren llegó puntual y vi cómo se bajaba de él a lo lejos, con una mochila y una pequeña maleta a rastras. Le hice gestos cuando estaba más cerca para que me reconociera sin problemas, pues él también sabía que aspecto tenía yo. Me sorprendió de entrada su cálido saludo, dándome dos besos ...
... mientras me tocaba suavemente el brazo con una mano, me gusta la gente que no invade mi espacio y sabe respetarlo. Lo siguiente que me sorprendió fue lo buenísimo que estaba, vale, sé que el físico no era lo más importante y bla bla bla, pero es que en persona ganaba como cuatros veces más que en foto… Disimulé muy bien (o eso creo) para que no se me notara el micro latido de chichi que había tenido, porque ese gallego de cerca impactaba bastante.
Vi en Jaime a un hombre que no llegaría al metro ochenta, tenía pelo corto, castaño muy oscuro y una barba de varios días, pero bien cuidada que vestía muy bien toda la zona inferior de su rostro. Mentón marcado, pero no muy prominente y de su ancho cuello colgaba una punta de amatista que le quedaba muy bien colocada entre su notable y abultado pectoral.
Su indumentaria aquel día daba a entender que era una persona sencilla en gustos pero muy práctica, pues los vaqueros azul marino y la camiseta marrón algo desgastada, le quedaban súper bien, además de tener buen aseo personal porque al besarme desprendía un olor a limpio que me encantó. No es que lo considerara un modelo en cuanto a belleza, pero es de esos hombres que tiene ese famoso “sé qué, que qué se yo, que yo qué sé”…
Llegamos al coche y una vez cargado el equipaje, nos dirigimos a casa donde unas horas más tardes llegaría su primo sevillano para acapararlo por completo.
Le enseñé nuestra casa y le llevé a la planta de arriba donde tenemos la habitación de ...