1. Todo queda en familia


    Fecha: 25/09/2024, Categorías: Confesiones Autor: escorpiana_luna, Fuente: CuentoRelatos

    ... tanto, me colocaba una mano en el lateral del cuello y la otra se introducía por debajo de mis holgados shorts hasta llegar a mis bragas, que ya estaban mojadas desde hacía rato. Sus manos eran grandes y suaves, podía abarcar casi todo mi cuello por completo con una sólo. Metí mi mano dentro del chándal buscando desesperadamente su polla, que estaba libre de ropa interior y muy dura.
    
    Me sorprendió el tamaño, pues estaba acostumbrada al miembro de mi novio, que dota bastante alegre, pero el de Jaime era bastante más corto aunque mucho más grueso. –¡Joder con el primo! -pensé al agarrar como pude esa lata de cerveza que tenía por polla. Sus manos iban y venían por todas partes, agarrando con fuerza mis pechos, pellizcando suavemente mis pezones y manoseándome como un vicioso toda mi ardiente y húmeda raja. Mientras más fuerte le pajeaba, más primitivo se ponía ese gallego con aspecto amoroso. Nos quitamos la ropa al completo como en una carrera a contrarreloj y Jaime me abrió de piernas para zamparse todos los jugos que le ofrecía mi coño, que no eran pocos. Aún recuerdo esos movimientos de lengua tan extraños y me pongo tonta…
    
    Me incorporé y me coloqué de rodillas frente a él para comerme ese cipote como pude porque era como una pequeña barra de mortadela, mientras me ayudaba de las manos para acariciarle los huevos al potro de las Rías Baixas. El goce era máximo, disfrutando como nunca la limpieza de una buena verga.
    
    No tomaba anticonceptivos por entonces y no tenía ...
    ... condones, así que para evitar cualquier susto futuro que me hiciera estar pendiente de un test de embarazo, le pedí a Jaime que me follara el culo, sin ser consciente en ese momento de la cosa tan gruesa que me iba a perforar, supongo que sería fruto del calentón del momento. Me subió a la mesa con ímpetu apartando todo lo que había en ella con el único propósito de romperme por la mitad, sus ojos me lo decían más que de sobra.
    
    Reconozco que al principio me dolió, estoy acostumbrada al sexo anal pero no con algo tan gordo, aunque pasados pocos segundos, mi ano se amoldó perfectamente a su polla, que tenía totalmente metida mientras yo me rozaba alocadamente para el frenesí de mis clítoris, que se lo estaba pasando como nunca.
    
    Por momentos cobraba consciencia de lo que estaba haciendo, la culpa y el remordimiento aparecían, aunque rápidamente eran disipados por la lujuria que se estaba viviendo en esa mesa.
    
    Me corrí dos veces casi seguidas con ese bruto follándome sin parar y le pedí que hiciera lo mismo, pues mi novio no tardaría en llegar –quiero toda tu leche- le grité al oído mientras me dejaba las uñas en su espalda. Sacó su verga de mis adentros y con una sensible brutalidad me bañó casi entera con todo su jugo varonil, salpicándome incluso en alguna zona de la cara. Ver a ese macho sacudirse el rabo para venerarme con toda su esencia fue el culmen de todo el acto casi incestuoso que acabábamos de cometer.
    
    Cuando terminamos, nos vestimos rápidamente como dos ...