Esposa “forzada" por los amigos del hijo
Fecha: 04/10/2024,
Categorías:
No Consentido
Autor: vule69, Fuente: CuentoRelatos
... hasta media espalda.
Expresivos y vivaces ojos, acompañan a un generoso par de labrios que encuadran una delineada y hermosa boca. Cuello largo y estilizado, seños más bien pequeños, pero perfectamente formados, ambos coronados por sendos y definidos pezones casi siempre erectos.
De escasa cintura como la mayoría de las bajitas, sin embargo, ostenta un sexy par de margaritas en medio de la espalda baja, justo encima de su proporcionado y bien formado culo que si bien grande no es, al igual que sus pechos, posee formas perfectas y con el tamaño adecuadamente proporcionado. De piernas estilizadas y largas y bellos y refinados pies.
II
A partir de este momento, la primera persona que relatará los hechos será Valeska y no yo…
Resulta que unos días antes del viaje de mi esposo me encontraba sola en casa dado que mi marido recién partía con rumbo del aeropuerto con mis hijos (20 y 18 años respectivamente) para embarcarlos hacia la capital. Llevaba puesta una corta bata de seda que apenas tapaba lo justo de las miradas indiscretas.
Cuando sentí los golpes en la puerta pensé que era él, ya que hacía nada había partido por lo que abrí la puerta de sopetón. Cuál fue mi sorpresa al ver del otro lado a Pablo (21), uno de los amigos de mis hijos. Estaba con la boca abierta, pues uno de mis senos estaba totalmente expuesto.
Yo (Valeska): -Guardando el pecho y ordenando mi bata, le dije- llegaste tarde, Pablo. Los chicos ya se fueron…
Pablo: lo sé, tía… vine porque ...
... necesito conversar con usted… Puedo?
Yo: claro, hijo… pasa y ponte cómodo… me cambio y vuelvo…
Pablo: no es necesario que lo haga, tía… es cortito lo que tengo que decirle… pero antes tome… le traje un pequeño presente, -le dije entregándole una muestra de perfume- espero le agrade.
Un par de segundos después de olfatear su aroma, caí sin sentido. Desperté sobre una cama que no era la mía, según lo que ellos me dijeron, media hora más tarde, en la habitación del que supe al poco, era el cabecilla de la maniobra, Pablo. De inmediato noté la presencia de otros dos amigos de los chicos, Marcelo (21) y Ángel (20). Los dos junto a Pablo sentados en sillas mirándome y tocándose, por encima de la ropa, sus ya elocuentes bultos, a pocos centímetros de donde me encontraba.
Pablo: voy a hablar en nombre de los tres… estamos cansados de sufrir por culpa suya… Si… no me mire con cara de inocencia… es su culpa por años de pasearse delante de nosotros vestida con prendas similares a la que está usando, mostrándose y con ello dejándonos enfermos de calientes…
Yo -escuchaba atenta y debo agregar, gratamente sorprendida de cada palabra con los ojos fijos en los suyos, pero no pude evitar responderle-. Ya veo… igual que ahora, o no…
Pablo: -el muchacho siguió hablando como si se hubiese aprendido un discurso.- Estamos acá, tía, porque la semana pasada, usando ese mismo pijama, pero aquella vez sin calzones, después de pasearse delante de nosotros por largos minutos, al parecer ...