Club swinger [HHHM37] [Sexo Oral] [Swinger]
Fecha: 08/10/2024,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
No podía creer que estuviésemos allí. Me lo había imaginado miles de veces desde que decidimos ir. Había visualizado un local lúgubre de suelo resbaladizo, lleno de gordos y gordas, todos feos e incapaces de ligar en el mundo real. Pero no. Si no fuera por esas salas enjauladas que rodean el espacio principal podría parecer cualquier pub de cualquier ciudad. Es verdad que, entre el gentío, se vislumbra algún rítmico y sospechoso movimiento de cabeza, se oía algún que otro jadeo demasiado agudo pero la mayoría está charlando y bebiendo con tranquilidad. También es verdad que en algunas jaulas había gente follando… pero al rato, ya ni te acordabas.
Roberto, mi novio, estaba tan nervioso como yo pero se esforzaba por aparentar normalidad. Sus manos sudadas y en continuo fregoteo de una con la otra le delataba.
Pero eso sólo lo sabía yo. Nos amábamos con devoción y franqueza pero nos apetecía probar cosas nuevas, olvidar que por convicción social nos pertenecíamos. Al menos durante una noche.
Justo cuando comentábamos si debíamos tomar la iniciativa y abandonar esa barra en la que nos habíamos anclado nada más llegar, justo en ese instante, una mujer apareció ante nosotros saliendo entre la multitud. Era hermosa: morena, con una melena lisa recogida en una coleta y un cuerpo escultural embutido en un vestido negro que remarcaba todas sus curvas y lo mostraba todo sin enseñar nada.
Salió de entre la gente oteando el horizonte pero su búsqueda acabó nada más ...
... vernos.
-"Tú"- dijo señalando hacia Roberto. -"¿te vienes conmigo?".
Roberto me miró con evidentes muestras de vergüenza y culpabilidad pero yo asentí soltándole la mano y sacudiendo levemente mi cabeza.
Ella tiró de él que se alejaba hacia la jaula más cercana sin quitarme un ojo de encima y con cara de espanto.
-"Disfruta"- le dibujé con mis labios antes de dedicarle la mejor sonrisa que pude.
Habíamos venido a eso pero, llegado el momento, costaba verlo agarrado de aquella hembra impresionante.
Por suerte entraron en la jaula que estaba justo a mi lado así que podía seguir sus evoluciones sin moverme de la barra.
En la sala esperaban tres tíos más ya desnudos de cintura para abajo. Roberto los imitó y ocupó el único lugar que quedaba libre al borde de la cama. Ella se estiró en el centro de todas aquellas pollas, que fue calibrando con la vista para pasar a comprobar manualmente su correcta elección. Por la cara que ponía diría que no tenía quejas.
Durante un instante nuestras miradas se encontraron y, no sé si esa fue la razón que la llevó a empezar chupando a mi Roberto.
Observé detenidamente a mi novio y vi como abría la boca mientras su polla entraba en la boca de aquella desconocida, como miraba al techo con los ojos cerrados mientras se mordía el labio inferior. Era evidente que estaba evitando mirarme. Yo deseaba que lo hiciese, quería ver su expresión de placer dirigida directamente hacia mí, quería comprobar los movimientos de esa lengua reflejados ...