Club swinger [HHHM37] [Sexo Oral] [Swinger]
Fecha: 08/10/2024,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... hacia la jaula. Roberto ya la está enculando. Lo sé por los gritos de ella y porque debajo tiene otro estirado dando buena cuenta de su coño.
Las manos del camarero llegan al fondo y tiran de mis bragas con suavidad. Ayudo alzando mis nalgas. Siento como la tela va bajando por mi piel y como me voy mojando a medida que bajan por mis piernas. Me estremezco al sentir la piel del taburete directamente contra mis nalgas y todo mi ser entra en ebullición tomando cuerpo en forma de humedad en mi coño. El mismo coño que ya está sólo a 3 centímetros de la nariz de un camarero que no había visto en mi vida.
Roberto continúa dándole fuerte en el culo mientras los otros se limitan a mirar y tocarse poco a poco. Es como si hubiesen entrado en un ralentí, como si esperasen a correrse todos a la vez. Siento las mejillas del camarero rozando en la parte más interna de mis muslos recordándome que está ahí. Me encanta que alguien vaya a comerme el coño y yo sólo pueda pensar en mi novio follándose a otra.
Noto ya sus labios contra los míos y le miro. Me parece de mala educación no mirarle siquiera cuando está haciendo eso. Debo contener una risilla al ver su mostacho sobresaliendo por encima de mi pelambrera ya convertida en su perilla.
Vuelvo con Roberto que sigue a lo suyo. Deseo que se girase a mirarme, que pudiera verme ahí sentada y espatarrada con una cabeza moviéndose en lo más hondo de mí, que viera cómo sigo mirándole pese al placer que me están dando.
El camarero lo ...
... hace bien, rematadamente bien, pero podría decir que su lengua en mi coño es lo de menos: me pone mucho más ver mi vello púbico al aire en un lugar público, cómo he permitido que ese desconocido me chupe, ver la espalda de Roberto tensando todos sus músculos al meterse dentro de ella, cómo le palmeaba las nalgas, cómo estira de su coleta...
El camarero parece un náufrago devorando una sandía después de semanas sin alimento. Su cara y nariz brillan y me encantan sus manos manteniendo mis muslos separados justo por mis ingles. Acaricio su prominente calva animándole a seguir igual.
Me sabe mal pasar tanto de él, pero es que me encanta ver cómo Roberto se sale del culo de ella, me encanta ver cómo se lo ha dejado, enrojecido y del tamaño de una moneda de dos euros. El camarero se esfuerza y me abre con su lengua. Me encanta cómo rebaña todo mi interior, cómo aspira mi clítoris y cómo lo vuelve a meter hacia dentro empujando con su lengua, me encanta ver cómo ella se estira y todos los hombres se acercan a ella acelerando el ritmo de sus pajas. Me encanta el calor que siento en todo mi cuerpo, que pasen personas a un metro de mí y ni se inmuten por tener un camarero hundido entre mis muslos, me encanta... ¡¡Me encanta!!... Me encanta ver cómo se van acercando ellos a ella y, uno a uno, se corren sobre su cuerpo. Me encanta ver a Roberto gritando y derramándose sobre sus tetas, ver cómo ella se la agarra y busca las últimas gotas de semen que le quedan a su disposición. Me ...