El cambio de año
Fecha: 09/10/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: Mar1803, Fuente: CuentoRelatos
... calmada y acariciándome la raja llenita de mi flujo, repartiéndome éste en el vello de mi pubis. Más tarde, apagué la máquina y me quedé dormida.
–Así me gusta que me esperes, encuerada y lista para recibir el amor… -dijo Ramón, despertándome, pues me quedé dormida sin meterme bajo las sábanas.
Mi esposo se desvistió y me besó la pepa. “Hueles a que tienes ganas de macho”, me dijo y me comenzó a chupar.
–Mama mucho, papito, son mis ganas de ti -le dije tomándolo de la cabeza para repegar su cara en mi sexo.
–Ya llegó tu apaga fuegos, mamita -dijo colocándose en posición de misionero y me la dejó ir de una hasta el fondo.
Lo besé y probé su aliento alcohólico “Vienes borracho”, le dije. “Vengo arrecho, con ganas de ti”, contestó y se empezó a mover de manera deliciosa. Abrí las piernas y lo apreté con ellas, acariciando sus nalgas con mis talones. Nos vinimos pronto y se quedó dormido sobre mí. Lo resbalé hacia la cama, lo abracé y me puse a besarle la cara. Seguro que fue a festejar a la cantina con sus amigos para despedir el fin de año. Me dieron celos, pues a veces toman con las “damas” del antro sobre sus piernas. Seguramente también traía besos de alguna güila en su rostro, pero para mí sería la calentada que le dieron.
Más tarde, cuando me dio frío, me desperté y le mamé la verga para saborear los resabios del amor que recibí. Se despertó y tomando su verga bien erecta, me dijo “¡Te la voy a meter hasta la garganta, mamita!”, y lo hizo… Me cogió por ...
... la boca y me llenó la boca de semen, como si no se hubiera venida antes. Tosí y le pedí que se metiera bajo las sábanas. Ya cubiertos, lo besé y mi lengua navegó en su boca compartiéndole el sabor de su leche.
Volvimos a dormir, y en mis sueños se mezclaba la videocorrida de L1 con el sabor de mi marido “¡Dame toda la leche en la boca puto!”, grité entre sueños. Ramón se despertó y me dio la vuelta. “No va a ser por la boca, mami, va a ser por el culo”, dijo, apuntando su pene en mi ojete. “¡Ponle aceitito, papi, me va a doler!”, reclamé. “Pues ya no me puedo detener” dijo y me la clavó; me puse flojita y lo recibí. Sí dolió, pero poquito. Se quedó dormido sobre mí con el tronco duro y sin venirse. Cuando se salió de mí, lo tiré hacia la cama y cubrí nuestros cuerpos con la cobija.
Hubo más despertares y penetradas, él es así cuando está borracho. Me tocaron tres más, sólo una con eyaculación y, al despertar, también me tocó biberón, el cual tomé y sorbí hasta la última gota de esperma.
De verdad que esa noche yo también estaba muy caliente: soñé con varias de las videocorridas que mis lectores me han enviado, entre ellas las de Luis, y en mis sueños jalaba vergas de todos tipos, hasta la cabezona de Diego, que me las metía una tras otra por todos los orificios, ¡hasta por las orejas!, al fin y al cabo, eran sólo sueños. Por cierto, Bernabé, mi amante, es el único que me ha embadurnado el oído de semen, “¡Ni se te ocurra querer metérmela por las orejas!”, le dije ...