Me entregué al vecino
Fecha: 13/10/2024,
Categorías:
Voyerismo
Autor: Fd, Fuente: CuentoRelatos
Soy Nichole una chica de veinticinco años, estudié nutrición recién graduada y por el momento trabajo desde casa dando consultas mientras puedo darme el lujo de pagar un consultorio, soy trabajadora y empedernida, con novio pero independiente, mi uno setenta de estatura y mis largas piernas son las causantes de que muchos chicos y chicas volteen a verme, mi piel canela es un extra que tampoco pasa desapercibido y esta es mi historia...
Aunque más que mía es la de Héctor, mi vecino de enfrente quien me enseñó que también soy voyerista y me encanta espiar desde mi casa.
La primera vez que me di cuenta fue un accidente, el calor hacía casi insoportable estar dentro de casa así que buscando cómo mitigar el calor moví mi sofá favorito hasta la ventana que da al frente de la calle, la suave brisa pronto me dio un leve respiro en medio de la bochornosa tarde noche que estaba ya por llegar.
Ajuste la televisión para poder verla desde el nuevo ángulo, lleve el tazón de palomitas y estire mis pies sobre el pequeño taburete de terciopelo azul junto a mi sillón.
Un movimiento en mi vista perimetral me hizo voltear a la casa de Héctor, mi vecino, desde aquí podía ver directamente a la ventana de su habitación cosa que es casi imposible ver de cualquier otro lugar de mi casa por el denso follaje de los árboles que tienen en el jardín delantero de su propiedad.
Puse atención a lo que ocurría allá, cuando comprendí lo que pasaba sentí que el calor invadía mi cuerpo, una ...
... vergüenza que no conocía me obligó a cerrar las cortinas, pero ya era tarde aunque cerrará los ojos y la cortina de la ventana la imagen estaba en mi mente; mi vecino y buen amigo Héctor estaba desnudo y detrás de una mujer que tampoco tenía ropa; fue alucinante, quise borrar esa imagen de mi cabeza y concentrarme de nuevo en la película que pasaban en la televisión "por siempre mía" fue casi es una ironía porque luego como una niña que intenta espiar el momento en que llegue Santa abrí de nuevo las cortinas no pude contener mi morbo y observe con más detenimiento lo que ocurría en la habitación al otro lado de la acera, fue un error porque desde ese instante buscaba el momento en que mi vecino fuera con la chica en turno y me dieran la función ahora yo y mi morbo era de ellos.
Ese primer día no me di cuenta a qué hora mi mano dejó el tazón de palomitas y bajó a mi entrepierna para acariciar con sutileza por encima de mis pijamas, unos minutos más tarde conforme la escena me hacía suponer como gemía la rubia cada vez más fuerte mis dedos frotaban a su ritmo, entraban y salían de mi con desespero buscando acallar el fuego contenido en mi cuerpo...
Ahora estoy sentada en mi sillón favorito, en su nueva ubicación; ahora su lugar fijo es junto a la ventana.
Llevo un pequeño short que cubre solo lo necesario, hoy quiero libertad para poder explorarme, así que deje descubierto la mayor parte de mis piernas color canela, las tenía recogidas sobre mi cuerpo abrazándome con mis ...