1. La contadora: El congreso


    Fecha: 14/10/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Theresa1986, Fuente: CuentoRelatos

    ... yo llevaba puesto.
    
    "Descarado" -le dije mirándolo.
    
    Su mano subió hasta mi cabeza y me empujó a apoyarla sobre su hombro. Llegamos a su auto, muy caballerosamente me abrió la puerta e ingresé. Él ocupó el lugar del conductor. Me acarició la mejilla. No rehuí, internamente comencé a sentir sensaciones incontrolables.
    
    "Estás espléndida" -me dijo.
    
    Sentí que mis pezones se endurecían. Sentí que mi vagina se humedecía. Sentí que no podía articular palabras de manera normal. Con gran esfuerzo le dije casi balbuceando: "Llevame al hotel, te pido."
    
    Asintió con la cabeza, colocó la llave del auto en el arranque, se detuvo, no la accionó, mirándome con la cabeza casi horizontal me dijo:
    
    "Te voy a decir algo, quizás no sea políticamente correcto, pero te lo digo de corazón: ¡Qué suerte tiene tu marido! Realmente lo envidio."
    
    Me conquistó. No es mi estilo, pero poco falto para que le dijera «cogeme ya, llevame a donde sea, cogeme». Dejó la llave y pasó nuevamente su mano por mi hombro, con la mano izquierda me tomó del mentón, me besó, nos besamos, cerré los ojos, apoyé mi cabeza en el respaldo, mi respiración se hizo más frecuente. Me rendí. Incondicionalmente me rendí. Sus manos se introdujeron por debajo de mi blusa y no le costó que sus dedos se adueñaran de mis pezones. También corrió el cierre y desabrochó el botón del jean. Su mano llegó en segundos a mi tanga. «Qué vergüenza, se va a dar cuenta que estoy mojada», pensé.
    
    Por encima de la tanga recorrió ...
    ... con un dedo de arriba a abajo. ¡Qué delicia! Gemí, gemí, gemí gemí. El orgasmo no demoró en venir. Ahora el gemido fue una mezcla al unísono de gemido, suspiro y grito; todo en uno. Apoyé mi cabeza en su pecho. ¡Ufff! La palanca de cambios era un estorbo...
    
    Mateo accionó la llave del auto, encendió el motor y puso el coche en movimiento. En pocos minutos estábamos frente a la casa que le habían prestado; ya me había comentado que quedaba a dos cuadras de Plaza México. Era un edificio de apartamentos de dos pisos, el garage eran boxes abiertos a los que se ingresaba directamente desde la cale. Sus besos, sus caricias en mis senos, sus dedos peregrinando por mi vagina, aunque por encima de mi tanga, me dejaron más excitada. Ahora ni pasaba por mi cabeza aquello que le dije más de una vez «llevame a mi hotel», no todo lo contrario.
    
    Ya estacionado el auto en su lugar asignado, apagó el motor, me miró, y yo en mi estado de excitación, y por qué no admitirlo, falta de experiencia en tratar con un hombre en estas condiciones, muy torpe e infantilmente pregunté:
    
    "¿Me vas a coger?" -¡qué ridícula que actué! Y agregué otra tontería mas: "Mateo, tratame bien, no tengo experiencia con otros hombres a excepción de mi marido."
    
    ¡Qué boluda! Yo, la contadora Julia Martínez, que manejo el sector administrativo-contable de la empresa, que a diario trato con la Gerencia General, que cuando me llaman del Directorio me he dado el lujo de discrepar con algunas ideas de los directores, ...
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