La clienta y la pareja de sumisos
Fecha: 04/11/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos
Marta, treinta y seis años, metro ochenta de estatura, pelo oscuro y liso que cae hasta la altura de los hombros, pechos firmes, culo generoso y respingón; llevaba puesto un traje de cuero negro que se ajustaba a su cuerpo moldeando su figura de manera sexy. Sus labios, de vez en cuando, dibujaban una sonrisa que en modo alguno lograba dulcificar su fuerte y dominante personalidad.
Aquella tarde, en el coqueto y moderno piso de su propiedad, se encontraba su compañera de juegos. Laura, que así se llamaba la chica, tenía 24 años, no llegaba al metro sesenta de altura y era de constitución delgada. Pelo corto de color castaño que dejaba a la vista un bonito cuello, mirada entre risueña e inocente, labios pintados de rojo, pechos pequeños y culito apretado. Llevaba puestos pantalones de tela holgados y una camiseta de tirantes que le quedaba grande.
- Hoy tendremos compañía. - dijo Marta a su invitada.
Laura se ruborizó. La idea de compartir intimidades con una tercera persona la preocupaba y excitaba a partes iguales.
Marta sonrió durante un breve instante y decidió dar un dato más.
- Es un hombre maduro.
- Un hombre. - repitió Laura como hablando para si misma.
- Un tipo al que tengo cogido por las pelotas. - aclaró la mujer.
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El día anterior había amanecido lleno de nubes y desde primera hora las gotas de agua golpeaban los cristales de la oficina deslizandose por la ventana en cortas carreras que dejaban estelas a su ...
... paso.
Juan, cuarenta y siete años, metro setenta y ocho, miraba la pantalla del ordenador. Vestía traje y corbata y usaba gafas. Por pereza, más que por estética, había dejado crecer barba de una semana en la que destacaban algunos pelillos blancos. Los pelos no le importaban, de hecho el vello cubría gran parte de su cuerpo. Corría un par de días por semana, lo que le ayudaba a mantener cierto tono físico y tener controlada la barriguita. El trasero era otro tema, había perdido cierta firmeza con los años, pero se disimulaba bien.
- Ya esta otra vez esta pesada dando por culo. - dijo entre dientes mientras leía el email que acababa de recibir.
La verdad es que la clienta a la que hacía referencia no estaba nada mal. Había cotilleado sus fotos públicas de Facebook donde se la veía en la playa, tumbada sobre la toalla en una pose de lo más sensual. Daban ganas de besarla. Beso que a buen seguro, hubiera provocado una airada reacción. Esa mujer tenía pinta de tenerlos bien puestos.
"Me da igual lo buena que esté. En este momento la ponía sobre mis rodillas y le calentaba el culo hasta que me pidiera disculpas. La voy a contestar con lo que pienso de ella." pensó el empleado furioso.
Juan pulsó el botón de respuesta individual y empezó a escribir un mensaje lleno de palabras contundentes. Lo leyó y dándose cuenta de que no podía enviar eso, comenzó a borrarlo.
- Juan. - Le llamó una compañera distrayéndole.
El aludido levantó la cabeza y luego tratando rápidamente de ...