La clienta y la pareja de sumisos
Fecha: 04/11/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos
... soltaba una risotada.
- Esta bien. Juan, acércate. ¿Te gustaría verme las tetas?
Juan no sabía muy bien que responder, pero un movimiento de su pene que no paso desapercibido para Marta le delató. La chica se quitó el traje quedándose en tanga y mostrando sus pechos y sus pezones erectos. El hombre no esperó por una invitación escrita y literalmente se abalanzó sobre la mujer y empezó a chuparle el pezón. La mujer madura, bajando la guardia un instante, gimió de placer y agarró el falo de su invitado. Luego, recuperándose, le apartó y le propino una sonora bofetada.
- ¿Cómo te atreves? - bramó
Juan, a pesar de la sorpresa, con la mejilla colorada, sonrió de forma estúpida. No le importaban las tortas mientras que tuviesen como recompensa el poder lamerle los melones a esa semi diosa.
- ¿Y tú que miras? - dijo Marta dirigiéndose a la otra mujer.
- Soy vuestra dómina y estáis aquí para obedecer. ¿Esta claro?
- Laura, inclínate sobre esa mesa. Eso es. Juan ponte un preservativo y fóllatela.
Los dos sumisos obedecieron.
El hombre insertó el miembro en la vagina de la joven tomándola por detrás y envistió metiéndosela hasta el fondo. Laura tembló de placer y Marta poniéndose frente a ella le comió la boca. Juan cogió ritmo y el característico ruido de los huevos chocando contra las nalgas inundó la ...
... habitación.
Un minuto después, el hombre sacó su pene e impregnó los glúteos y muslos de Laura con semen. A continuación, siguiendo órdenes, la veinteañera metió la lengua en la raja de su compañero de juegos y comenzó a lamerle el ano mientras Marta, a su vez, acercó su culo a la cara de Juan ordenándole que le besase el ojete.
En un momento dado la anfitriona dejó escapar una ruidosa ventosidad. El gas se coló por la boca y las fosas nasales del invitado haciéndole toser.
Laura arrugó la nariz poniendo mala cara.
Marta se enfadó y le ordenó que fuese en busca de la vara. Con una cuerda le ató las muñecas e hizo que se tumbase en el sillón amarrándola al mismo.
- Juan, siéntate sobre sus piernas y asegurate de que no se mueva o recibirás golpes extra en tu turno.
- ¿Mi turno?
- Sí, tu turno, o pensabas que todo iba a ser sexo y diversión.
La muchacha recibió veinte latigazos en el trasero.
Luego le tocó a Juan. Su culo recibió la veintena de golpes con la vara y otros tantos con un cinturón de cuero. Las lágrimas caían por sus ojos y los glúteos le ardían cuando acabó el estricto correctivo.
La tarde avanzó encontrándose con la noche.
Los juegos eróticos y de dominación se sucedían.
Vergas de goma, inserciones anales, bofetadas y latigazos en la espalda se intercalaban con caricias, besos y sexo, mucho sexo.
Fin