1. Cogí a escondidas con el hijo del jardinero


    Fecha: 04/11/2024, Categorías: Infidelidad Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos

    ... volví a necesitar ir al baño. Me fui fantaseando hacerlo con el hijo del jardinero, pero tampoco lo buscaría. Llegué al baño, salió una chica. Entré y cuando estaba por cerrar la puerta siento que la empujan. Era el hijo del jardinero. Me miró con deseo y medio ebrio me preguntó si podía entrar.
    
    Caliente como estaba acepté. Era seguro la mujer de mayor edad en cualquiera de los locales, donde casi todos eran veinteañeros y seguro todos de menos de 30. El momento se me hacía intenso y me provocaba un morbo indescriptible. Sabía que no tenía mucho tiempo, además siendo él tan joven y ebrio, seguro eyacularía muy rápido.
    
    El ímpetu con el que entro al pequeño baño se borró estando adentro. Volvió a ser el joven de 19 que había espiado. De cuerdo fornido, pero simple y sin mayor desenvolvimiento. Sin decirle nada, le desajuste el cinturón. No intento besarme, no le busqué los labios. Me olfateaba el cabello, el cuello, los hombros.
    
    Su verga estaba flácida. Con mis caricias en pocos segundos se puso muy tiesa. Una buena verga de joven. Buen tiempo que no probaba una. El espacio era mínimo. Me di vuelta y me pegué a una pared lateral. Separé las piernas y con su verga aún en mi mano, lo jalé hacia mí. El seguía olisqueándome el cuello. Yo me sentía demasiado excitada.
    
    Le dije penétrame.
    
    Le solté la verga. El con sus manos subió un poco mi falda, dejándome con las nalgas al aire, solo protegida mi concha por la tanguita que llevaba. Frotó su pene entre mis nalgas. ...
    ... Yo misma me puse la tanga de costado. Me quebré lo más que pude.
    
    Le volví a decir, penétrame.
    
    Con mi tanga de costado. Quebrada como estaba. Mi concha le quedaba a disposición. Me penetró en un solo empujón. Sentí como todos sus centímetros iban llenando mi concha casi siempre insatisfecha. Sentir ese pene, más grueso y más largo del que tenía en casa, me puso a gozar deliciosamente.
    
    Él me decía “señora Lucía, señora Lucía”, no atinaba a decir nada distinto, pero el “señora” asociado a mi nombre, en un baño de bar me ponía muy caliente. Quise cambiar de posición, pero el espacio. Era muy limitado. Mi opción era arrodillarme en el inodoro, pero lo veía muy sucio. No había ni lavabo para inclinarme sobre él. Por la calentura quería ser su perra, completamente, con papel higiénico que tenía en la cartera, sin dejar de ser penetrada, limpie la tapa del inodoro. Por la calentura brutal me arrodillé encima y me quebré lo más que pude. Era su perra ya.
    
    Empezó a darme así. Sentía más fuerte su verga llenándome. Tuve un orgasmo y él seguía y seguía. Tuve un segundo orgasmo. Empezó a decirme “tómesela señora Lucía”. Me levanté. Me puse en cuclillas y eyaculó en mi boca. Por suerte, sin derramar nada.
    
    Le pedí que saliera. Me quedé dentro. Oriné. Me limpie bien la concha y las nalgas con papel higiénico y pañitos húmedos. Me limpie el rostro también con pañitos húmedos.
    
    Cuando salí ya no estaba. Volví al grupo. Nadie había prestado atención a mi ausencia larga. Al rato ...