Los baños del río (capítulo nueve)
Fecha: 06/11/2024,
Categorías:
Gays
Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos
Volviendo un día a casa, sentí la voz de William que me llamaba desde el parque. Me acerqué, estaba con otro que conocía de lejos y que trabajaba en las brigadas que fumigaban contra los mosquitos, al que había visto muchas veces pero nunca habíamos hablado por mil razones e incluso cierta vez estuvo en mi casa pero con toda la familia delante solo intercambiamos algunas miradas.
- ¡Qué bola, culo!
- Bien...
- ¡Mira, este es Lalo, buen singón y que todavía no te ha dado caña!
- ¡Y las ganas que tengo de darle una buena parti´a de culo!.- dijo Lalo dándome la mano.
- Es que no hemos tenido oportunidad. - dije yo sosteniendo su mano.
Estaba ya claro que la oportunidad había llegado y de la mano de William como siempre, ese tipo que me tuvo primero y me usó como le dio la gana, pero a quien le debo la manera de gozar y de dar goce. Claro en el pueblo William tenía mala fama, fama de bugarrón y rompe culos, a quien vieran con él pues estaba bien claro y le colgaban el cartelito de maricón, pero como ocurría siempre, al principio había cierto ruido y después la gente perdía interés en el nuevo juguete de William. Yo ya no era el nuevo juguete ni la nueva conquista, por lo que podía hacer lo que me viniera en gana.
Estuvimos un rato allí sentados, William y Lalo querían irse al río coger un bote e irnos a pasear al río. La idea sonaba bien, porque conociendo a William algo inventaría que terminaría en orgía.
- Mira, esperamos a dos más y nos vamos. - ...
... Después le dijo a Lalo.- ¡Oye!, ¿por qué no le das el primer pingazo tú?
Lalo sonrió sin saber cómo reaccionar, William me miró indicando con un gesto de la cabeza que fuera para el baño. Le obedecí levantándome, detrás de mí entró Lalo, nos fuimos a la cabina última y yo en cuclillas me encargué de desabrochar la portañuela que ya quería reventar por la presión de la pinga dura. Cuando la tuve delante de mi cara, dura, gruesa y húmeda, puse mis labios en la cabeza para dejar deslizar su tranca hasta sentirla toda dentro de mi garganta. Lalo gimió de goce, empezó a moverse, a singarme la boca agarrando mi cabeza. Al rato me levanté, bajé mi pantalón y ensalivé mi ojete, mientras Lalo se echó dos escupitajos y me puso aquel trozo de pinga en el culo, empujó para meterla sin detenerse. Ya cuando me tenía bien clavado, comenzó a embestir mientras me singaba. De verdad que me gozó allí, en aquel baño que no era la primera singada. Quizá por la calentura ni sentí dolor o incomodidad, al contrario me sentía bien. Estábamos los dos en lo nuestro, ajenos sin saber dónde nos encontrábamos, felices, pasionales en nuestro acto. Se vino mientras se agarraba de mí soltando un resoplido que terminó en quejido. Nos quedamos en esa posición un rato, yo encorvado hacia delante, clavado por Lalo, sintiendo como su pinga ya no era tan dura aunque en sí lo era.
- Nene, ¿te gustó?
- ¡Ufff!, me has singado rico...de verdad que habíamos perdido el tiempo antes...
- Ya ves, nene, ya la tienes ...