Sugar dady
Fecha: 12/11/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos
Desde que fui consciente de que me gustaban las personas de mí mismo sexo. Me considero bisexual, también me di cuenta de que me gustaban los maduros y las milfs poco menos que la gente de mi edad.
Personas hechas, sabias, morbosas y aunque a nadie le amarga un dulce, mi primera experiencia fue con alguien que me sacaba más de veinte años. En ese caso fue un hombre, pero si una mujer me hubiera seducido también lo hubiera hecho con ella.
Se mostró dulce considerado tierno y que procuró que esa situación fuera lo mas placentera posible para mi. Evitando posibles complejos.
Lo conocí una noche de sábado en una discoteca cualquiera.
Era un BMW enorme, alto, largo y ancho y eso que a primera vista el fulano no necesitaba compensar nada. Pero el tipo olía a dinero desde lejos, ropa cara, físico trabajado de gimnasio. Me sacaba veinte años pero me iba a llevar a un hotel de cinco estrellas.
Probablemente porque en su casa estaba su mujer, una mujer florero que tendría operadas hasta las pestañas y que con una alta probabilidad también se estaría follando a un jovencito. No le pregunté por ello claro.
Yo había estado haciendo la guarrilla en la pista de baile toda la noche. Altas sandalias de tacón, un short tan pequeño que la mitad de los cachetes de mi culo quedaban al aire y por la cintura asomaba la goma del tanga.
El top mostraba el pircing del ombligo, apenas tapaba mis tetas y desnudaba toda mi espalda. Por supuesto iba sin sujetador. Meneando el culo y ...
... provocando al personal, a chicos y chicas.
Así que cuando el maduro empezó a invitarme a copas sin importar el precio de la marca que me pidiera, me plantee follármelo. Junto a la barra noté su mano acariciándome el culo y le sonreí.
Abrí la boca esperando su lengua, crucé la mirada con la suya dándole mi saliva con el sabor del alcohol caro que él estaba pagando. El beso fue lascivo y dulce. Sus manos recorrían las partes donde mi piel estaba desnuda y yo amasé su polla por encima de los levis. Ya me tenía caliente y húmeda.
Su lengua me llegaba a la garganta y lamiendo su oreja le propuse irnos ya. Una vez decidida me agobiaba el olor a sudor y a alcohol y la muchedumbre. Estirada en el asiento de cuero del coche dejaba que acariciara mis muslos desnudos hasta casi llegar a mi pubis.
Yo no le tocaba para no pegárnosla, aunque sabía que estaba excitado. Hasta aparcar en el hotel donde me incliné sobre su pecho le abrí la camisa y le chupé los pezones, sin salir del coche.
Llegamos a la recepción cachondos donde nos dejaron pasar sin apenas trámites pues él conocía a la guapa morena que estaba tras el mostrador. Lo que me dio una pista sobre que yo no era la primera putita que se follaba en ese hotel.
En el ascensor volvimos a enzarzarnos comiéndonos la boca con ansia, sujetó mi culo justo donde terminaba el short apretándome contra su musculoso pecho lampiño.
En la suite nos esperaba una bandeja con una botella de champán y unas copas, un bol de fresas y ...