1. Sugar dady


    Fecha: 12/11/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos

    ... lenguas.
    
    Visto lo que había hecho en su ano ya no le importó saborear su lefa de entre mis labios. Le gustó jugar con las salivas, lenguas, y su leche, lascivo y morboso sin que sus manos se separaran de mí cuerpo.
    
    Ya limpios nos fuimos a la enorme cama donde lo puse a comerme a mí. No me iba a quedar sin mi ración de placer y aún no estaba segura de si se volvería a empalmar. Con las rodillas levantadas hasta los hombros puse a prueba sus músculos y agilidad ganados en el gimnasio caro para que me hiciera disfrutar a mí.
    
    - ¡Cómeme!
    
    Quería que su lengua me devolviera los favores prestados. Ahora era yo quien reclamaba mi orgasmo. Lo conseguí pronto, iba muy burra de toda la noche, y verlo desnudo y jugar con su cuerpo había terminado de calentarme.
    
    También se dedicó a jugar con mi culito que se abría a los toques de la húmeda. No sólo a chuparme el coño y pronto dejé mis jugos en su boca.
    
    Sabía que otra buena ración de lengua en su ano volvería a levantar su adormecido miembro, eso sí no se había preparado con una dosis de viagra para hacer frente a la noche.
    
    Teniéndolo desnudo en aquella enorme cama volví a deleitarme con su cuerpo. A ser la más lasciva y viciosa de sus amantes, a lamer cada centímetro de su cuerpo y amasar cada músculo.
    
    Sentada sobre su espalda, la humedad de mi xoxito resbalando a su columna, mis muslos rodeando su cuerpo y las manos en su piel.
    
    Dejé caer saliva en su raja y volví a jugar con su prieto culo. Notando como se ...
    ... removida inquieto según se le endurecía la polla. Terminó de empinarse cuando volví a lamer el ano.
    
    Se giró dejándome debajo de su poderoso cuerpo. Entre mis abiertos muslos notaba su rabo buscando los labios de mi vulva. Apenas tuve que darle un quiebro a mi cadera para que el poderoso glande se deslizara en mi interior. Cuando por fin se juntaron las pieles suaves de nuestros pubis depilados la que gemí fui yo.
    
    Bombeaba fuerte, firme, seguro oyendo como gemía junto a su oído lamiendo su oreja. Mis rodillas rodeando sus corvas para sujetarlo contra mí, contra mi pecho. Mis manos agarrando con fuerza sus nalgas tirando de su cuerpo. Lo estábamos haciendo sin condón pero yo tomaba la píldora y conociendo su nivel no me preocupaba por su salud.
    
    Ya estábamos los dos muy calientes como para aguantar mucho. No soy muy escandalosa cuando me corro pero me solté sin cortarme gritando de gusto, sabiendo que las paredes de la habitación serían gruesas. En mi cuarto me habrían oído gritar mis padres.
    
    Se dejó caer a mi lado, respirando fuerte. Y yo me quedé relajada a su lado. Suponía que solo era un entretenimiento para él y que no pensaría en volver a verme. Pero antes de irse me dejó una perdida en el móvil, el desayuno pagado y una generosa propina que nunca le pedí.
    
    Nunca pensé volver a tener noticias suyas. Pero el sábado siguiente me llamó para invitarme a cenar y me dijo que esta vez me llevaría a su casa. Me pidió que me pusiera un vestido bonito y que me recogería ...