1. Jeny y Helen


    Fecha: 27/10/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Os contaré una curiosa historia que me ocurrió el verano pasado. Tenía yo 24 años y hacía unos tres meses que había cortado con mi novia, con la que llevaba saliendo cuatro años. Bueno, en realidad fue ella quien cortó conmigo... pero eso aquí no importa nada.
    
    Tenía ganas de que llegara agosto, y estaba deseoso de desconectarme del trabajo y de todo lo que había alrededor de mi vida diaria. Mis padres habían alquilado -como en otros años- un apartamento en la playa de Daimuz (Valencia), y decidí ir a pasar unos diez o doce días con ellos. Era la ocasión perfecta para despejar mi mente, y de paso tomar un poco el sol. Los tres primeros días los pasé tranquilamente en la arena de la playa, leyendo un libro, jugando a voley, tomando el baño y haciéndome alguna cerveza en los chiringuitos que existen por allí.
    
    El cuarto de los días comenzó todo. Eran las doce del mediodía y hacía más de una hora que estaba tumbado sobre mi toalla leyendo, cuando a escasos tres metros de mí se instalaron cuatro personas. Por lo que pude deducir, era un matrimonio francés de alrededor de 45 años cada uno, y sus dos hijas, una con unos 21 años, era rubia, con el pelo corto a lo chico, ojos azules, y delgada pero con un cuerpo muy bien formado. La otra , unos 18 años parecia tener, era muy similar a la otra pero más bajita y con el pelo liso largo hasta las caderas.
    
    La cuestión es que se tumbaron delante de mí, sacaron cuatro libros, y se pusieron a leer. Yo no podía dejar de mirar de ...
    ... reojo, a través de mis gafas de sol, a las dos maravillas de nenas que había allí tendidas, sobre todo a la de más edad. De pronto, al intentar mirar los libros que leían, me di cuenta de que la mayor estaba leyendo un libro erótico, a juzgar por los dibujos alusivos al sexo que había en la tapa. Más tarde, observé cómo se le habían puesto los pezones de sus tetas, que se marcaban a través de su bikini azul. Después las dos empezaron a reir, haciéndose cosquillas y rodando por la arena, la pequeña quería cogerle el libro a la otra, ya que tenía curiosidad por leer aquello al ver cómo se estaba poniendo su hermana. Al negarse a enseñarle el libro, le tocó los pezones a su hermana durante bastante rato, a lo que la otra no se negó, pero finalmente le apartó las manos, se levantó, guardó el libro y se metió en el agua. Sus padres estaban absortos en la lectura y no hicieron ni caso.
    
    Yo, me levanté y me dirigí al apartamento, ya que era hora de comer. Por la tarde, me acosté un rato antes de irme a jugar a voley, y no pude evitar el pensar en ellas, cosa que me produjo una erección brutal. Desnudo boca arriba encima de la cama, di rienda suelta a mi imaginación y me hice una buena paja.
    
    No ocurrió nada digno de mención hasta el día siguiente, en el que estando yo en el mismo sitio de la playa y a la misma hora que el día anterior, aparecieron las dos francesas, esta vez sin sus padres. Se tumbaron y se pusieron a leer.
    
    Yo continué con mi lectura hasta que de pronto, la mayor ...
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