1. Jeny y Helen


    Fecha: 27/10/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... se levantó y vino hacia mí, se arrodilló a mi lado y me preguntó qué estaba leyendo. Me puse nervioso, me incliné para sentarme y le puse mi libro en sus manos, era una de las últimas novelas de Stephen King. Ella hizo un ademán bastante despectivo hacia el libro, lo dejó en el suelo y me dijo su nombre: Jeny. Llamó a su hermana y me la presentó, se llamaba Helen.
    
    Sin saber qué comentarles, se me ocurrió preguntarles si les apetecía ir a tomar unos refrescos, a lo que las dos accedieron gustosamente, pero dandome a entender que iríamos a su chalet, ya que decían que sus padres no estaban durante todo el día. La casa, bastante elegante y moderna, estaba rodeada por un alto muro y con césped por todas partes, y tenía frente a ella una bonita piscina. Una vez allí, las dos se zambulleron en el agua y sorprendentemente lanzaron fuera las partes de arriba de sus bikinis.
    
    La situación me estaba produciendo una enorme erección, y rápidamente me metí también en el agua. Las dos chicas jugaban con el agua y reían sin parar, pero ninguna de las dos se me acercaba. De pronto, las dos salieron del agua corriendo y se metieron en la casa por unas puertas grandes de cristal que daban a la piscina. Me quedé solo y boquiabierto.
    
    Al rato, al ver que no salían, decidí ir a buscarlas. Entré en la casa todo mojado y no me fue difícil seguir las huellas de sus pies también mojados hasta una escalera de madera. Subí por ella, atravesé un estrecho pasillo enmoquetado y encaré una ...
    ... habitación sin puerta (no había ninguna puerta dentro de la casa). Lo que ví me dejó boquiabierto. Allí dentro, había un colchón japonés de esos que descansan directamente en el suelo, y sobre él estaban las dos hermanas totalmente desnudas y haciendo un perfecto 69. Sudaban de lo lindo y jadeaban sin parar.
    
    Mi polla hacía enormes esfuerzos por salirse del bañador. No sabía qué hacer, así que simplemente observé. A los dos minutos, la más pequeña, Helen, se levantó, vino hacia mí, se arrodilló, sacó mi tranca y se la metió en la boca, propinándome una mamada espectacular. ¡Cómo sabía!, con la lengua recorría toda la polla de arriba abajo, se detenía en el glande, propinándole pequeños mordisquitos y besitos, la cogía con la mano y la sacudía, se la volvía a tragar. Era de locura. Mientras tanto Jeny se masturbaba sola, tumbada sobre su espalda y totalmente espatarrada metía sus dedos y se acariciaba el clítoris de una forma super sensual. Me di cuenta de que las dos tenían su flor afeitada, increíble.
    
    Al poco rato, Jeny dejó de acariciarse y me hizo seña para que me acercara a ella. Aparté a Helen, fui hacia su hermana y me arrodillé para lamerle su almejita. Era una delicia. La chica gemía como una loca. Era el momento de intentar penetrarla. Me puse encima, acaricié con mi glande su clítoris, y comencé a introducirla poco a poco.
    
    Cuando estuvo toda dentro, inicié un movimiento de bombeo que hizo que me abrazara y me arañara la espalda. Noté que se corría, y como a mí me ...