1. Jugando al escondite


    Fecha: 14/11/2024, Categorías: Hetero Autor: MathewDream, Fuente: CuentoRelatos

    ... escondes por la casa, yo te busco, y si te encuentro te pediré alguna cosa, y si te apetece… tal vez puedas cumplir mi deseo.
    
    – ¡Pero a ver que me vas a pedir! – me interrumpió.
    
    – Ey, si no quieres pues pasamos de lo que haya pedido y ya está. Pero después de cada cosa que te pida te tienes que volver a esconder.
    
    Creo que mi idea le pareció rara al principio, pero aceptó, y enseguida se escondió en alguna parte de la casa mientras yo contaba hasta 20.
    
    La primera vez la encontré bajo la cama de una de las habitaciones. Me tumbe a su lado en el suelo y le pedí que me besara. Creo que había alguna película con una escena parecida (¿Los amantes del Círculo Polar?). Recuerdo que besarnos así acostados fue especialmente intenso y por fin, noté que María estaba relajada. Empezaba a olvidarse de todo y, después de un tiempo dejando que fuera yo el que comenzara, ella volvía a tomar la iniciativa para que nos enrolláramos.
    
    Sus labios, especialmente el inferior que era bonito y grueso, se sentían suaves y agradables. Su lengua estaba muy cálida y húmeda y, aunque no podíamos usar las manos, fue una forma interesante de fusionar nuestras bocas, tanto que nos costó separarnos para que yo pudiera contar de nuevo y María corriera a su próximo escondite: un armario.
    
    Me costó localizarla la segunda vez, parecía que se estaba tomando en serio el juego, pero cuando la descubrí tuve el capricho de que se quitara la camiseta para que esta vez los besos no fueran solo en la ...
    ... boca. Salio de su escondite y dejó que viera su sujetador de encaje que decía haberse puesto para mi, y empezara a recorrer su cuello con mis labios. Estando ambos de pié, yo mordisqueaba un poco los lóbulos de sus orejas y trataba de que se sintiera acalorada por como me movía por su cuello y su nuca, mientras posaba la palma de mi mano sobre su cintura. Ella apartaba su media melena rubia para dejarse hacer, cerraba sus profundos ojos verdes y respiraba de forma entrecortada. Así, después de un rato, volvimos a la realidad, interrumpiendo ese cálido instante para seguir con el juego.
    
    El tercer escondrijo fue la bañera. Hizo algo de ruido mientras yo estaba contando, así que enseguida supe donde estaba. De nuevo salió para acercarse a mí y me miró sonriendo esperando mi nueva petición. Me encantaba como estaba disfrutando del juego y se la veía relajada y feliz. Esta vez quise que mi quitara ella la camiseta a mi y, mientras lo hacía, empezamos a besarnos de nuevo, a acariciarnos y abrazarnos. María me dejaba masajear y apretar sus senos aun cubiertos por su ropa interior mientras ella recorría mi cuello con sus labios. Deslizaba mis manos por su cintura, su espalda y sus costados, buscaba su lengua con la mía y nuestros cuerpos estaban a escasos milímetros el uno del otro… Uff, pero hubo que parar de nuevo. Las reglas de nuestro pasatiempo mandaban y yo tuve que contar otra vez hasta veinte.
    
    Creo que a partir de aquí mi joven amiga tenía ganas de que la encontrara pronto ...
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