Jugando al escondite
Fecha: 14/11/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: MathewDream, Fuente: CuentoRelatos
... deslizara y acelerando al ritmo de mi respiración. Al mismo tiempo, mientras me tocaba yo masajeaba un poco su pecho. Hacerlo me excitaba y notaba más placer con las atenciones que me estaba dedicando. Luego, al cabo de muy poco tiempo le pregunte si podía humedecerse un poco la mano, pero no quiso y parece que aquello interrumpió un poco su juego y le puso nerviosa, así que tuvimos que parar. Como siempre parece que estaba reprimiendo sus deseos para no llegar hasta lo que, en ese caso, parecía darle un poco de respeto.
Hablamos de ella, de su placer, de cómo se sentía y si quería que yo hiciera algo para que tuviera su momento. Pensé que si se había complacido leyendo mi cuaderno podía hacérselo yo mientras le improvisaba algo al oído, pero era demasiado vergonzosa y, aunque le apetecía prefirió, dejarlo para más adelante.
Siguieron pasando las fechas y nuestra extraña relación continuó. Mi amiga seguía como siempre, con sus juegos, sus anécdotas y su buen humor, pero a la hora de dormir solía mandarme mensajes subidos de tono. Noche tras noche preguntaba que me gustaba de su cuerpo, si había disfrutado compartiendo cosas con ella, y me confesaba que le apetecía dejarse llevar un poco más cada vez y no paraba de luchar contra el ser una chica tan tímida.
El tiempo pasó de nuevo hasta que una noche, de madrugada, dijo claramente que estaba decidida a acostarse conmigo, que se sentía a gusto, preparada y ya le podían las ganas, pero después de aquel último mensaje, ...
... estuvo fría y distante durante semanas. Se dejaba besar, pero huía del contacto físico. Dejó de proponer encuentros conmigo, así que solo la veía si era yo quien le preguntaba si podíamos quedar. Empecé a pensar que lo mejor era dejarlo pasar, que quizá había dejado de gustarle, pero como también me preocupaba su estado de ánimo decidí que debíamos hablar para ver que le ocurría. Así que nos vimos a solas en mi casa una tarde de verano y nos sentamos en el sofá. María se distrajo con la tele y estaba muy callada, era difícil hablar con ella y las cosas parecían estar en una situación complicada. Así, tras mucho esfuerzo, cuando conseguí que me contara que le pasaba, vi todo claro. Tenía miedo y estaba tensa por sus deseos. Quería ser buena amante pero no sabía como, quería dejarse llevar pero no sabía de qué forma empezar, tenía dudas sobre su cuerpo e incluso sobre si besaba bien o la experiencia con ella podría resultarme aburrida.
Intenté tranquilizarla, restarle importancia a sus preocupaciones. El sexo no es tan importante como para preocuparse por todo eso, como si agradar a la otra persona dependiera únicamente de ello. Entonces se me ocurrió una idea para que se relajara. Sacar partido de lo juguetona que era.
– Vale, vamos a olvidarnos de esta conversación. Juguemos al escondite – le dije.
– ¿Al escondite? ¿Los dos solos? – me respondió extrañada.
– Claro, siempre has dicho que te traía recuerdos de tu infancia y te encantaba. Podemos jugar a que tú te ...