1. En el medievo (P. 4): Dentel descubre cómo folla Sira


    Fecha: 18/11/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alfil-1, Fuente: CuentoRelatos

    Hicieron el café, y tomaron algo más para desayunar. Sahara se fue después al río diciendo que tenía que refrescarse un poco y aprovechó para lavar sus piernas pringosas por la leche de Teodon. Continuaron el camino yendo en cabeza Jonás. Le seguían Sahara y Teodon que hablaban del poblado del chico. Después iba Sira y tras ella Dentel, que mientras tiraba de la mula miraba las grandes curvas que marcaba bajo el vestido de la mujer. Ella sabía que la iba mirando y varias veces se inclinó para coger flores para que Dentel viera más parte de sus muslos. Tenía en mente la escapada de Sahara y su hijo y suponía lo que había pasado. Pensando en ello, su mente se había estimulado y sentía en su cuerpo cierta excitación. Sabía cómo era su hijo y pensaba que la muchacha se lo habría pasado bien. Ahora a ella le apetecía probar con Dentel. Su marido se conformaba con poco sexo, y gracias a su hijo, ella estaba satisfecha. Su marido lo sabía y lo consentía. Ella se había dado cuenta que le gustaba mirar, bueno, llegó a pensar que le gustaba más mirar que hacerlo. Le había enseñado a su hijo todo lo que ella sabía sobre el sexo, que no era poco, y el satisfacía con creces.
    
    Se retrasó un poco para ponerse a la par de Dentel y comenzó a hablar con él. El camino era estrecho y a veces se rozaban con sus cuerpos. Ella había dejado su escote más generoso para que Dentel admirara sus prominentes tetas. De vez en cuando, él la sujetaba de la mano o la cintura para cruzar alguna zona más ...
    ... angosta. Una de las veces, Sira se paró, algo inclinada, al sentir muy cerca de Dentel. Esto provocó que el muchacho pegará su pelvis al culo de la mujer. El sintió más excitación de la que ya iba generando su cuerpo cuando le miraba las grandes y voluminosas tetas. Ella dejó que se restregara unos segundos contra su culo.
    
    – Esconderos, que se acerca gente! Gritó Jonás en forma de susurró. Todos subieron hacia la ladera para alejarse del camino quedando desperdigados. Dentel por un lado con Sira. Por otro, Teodon ayudaba a Sahara y Jonás se había quedado más adelante. Se agacharon entre las rocas a unos cincuenta metros del sendero, ocultándose de la gente que se acercaba. Pudieron ver cuatro siluetas entre los árboles, que se detenían en el sendero a la altura en la que estaban ellos. Parecían todos hombres, pero no se les distinguía bien. Todos consideraron que lo mejor era permanecer ocultos. Inclinados tras una roca, Dentel había puesto su mano sobre la espalda de Sira mientras atisbaban por encima. Ella acercó su cuerpo más al de el.
    
    – Parece que se han detenido! Susurró Dentel.
    
    – Si, será mejor que esperemos a que se vayan. No nos podemos fiar de nadie! Dijo ella mientras pasaba su mano tras la cintura del muchacho poniéndole más a la vista sus hermosas tetas. El no pudo evitar mover la cabeza y mirarlas.
    
    – No tenemos prisa, y aquí estamos bien escondidos… de todos! Dijo ella con una sonrisa pícara mientras hacía una pausa a mitad de la frase para darle más ...
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