La sirvienta
Fecha: 20/11/2024,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... aquellas bragas transparentes, presionando ligeramente sobre la hendidura de sus suaves labios.
Clara, visiblemente avergonzada, permaneció inmóvil y en completo silencio, como habría hecho una verdadera esclava.
Yo, como soy la traviesa que soy, quería hacer este juego más y más intrigante y duradero, así que miré a Clara y le dije. Gracias Clara, puedes irte. Ya has trabajado bastante hoy, te mereces un poco de relax, ve a por tu cambio y ve a darte un buen baño relajante al lado en nuestro jacuzzi.
Gracias señora, ya vuelvo. Responde Clara.
Mi compañera Elena, tan inteligente como yo, me mira sin decir nada, sonríe, luego se levanta rápidamente y entra en el baño de al lado para quitar todas las toallas y albornoces que estaban colgados, y yo ya había entendido el motivo.
Clara está a punto de volver, hacemos como si siguiéramos trabajando, entonces en cuanto entra en la habitación le digo, date un buen baño relajante, y ella me responde. Gracias, señora Mónica.
Entonces Clara entra en el baño y abre la puerta entreabierta, mientras tanto yo miro a mis tres compañeros y digo. Espérame aquí, vuelvo enseguida, voy a buscar algunas cosas imprescindibles para la ocasión.
Unos minutos después vuelvo con una bolsa negra. Los tres curiosos no hacen preguntas sobre el contenido, pero se nota en sus caras que será algo muy agradable.
Los cuatro esperamos impacientes a que Clara termine su baño, y finalmente oímos el grifo de la bañera cerrarse, y el sonido ...
... del agua moviéndose cuando Clara se levanta de la bañera.
Luego, tras unos instantes de silencio, se oye la suave voz de Clara preguntando. Señora, discúlpeme pero no encuentro nada para secarme.
Yo, siguiendo el plan de Elena, le contesto, Clara por desgracia estamos terminando una transacción importante y no podemos movernos, pero no te preocupes, ven aquí con nosotros, sobre mi cama hay una toalla.
Clara se quedó callada unos segundos por vergüenza, luego en completo silencio, oímos que la puerta del baño se abría lentamente, los cuatro nos giramos emocionados a mirarla.
Recuerdo ese maravilloso momento, estaba preciosa, de pie en la puerta, su cuerpo completamente desnudo y chorreando, esos grandes y suaves pechos con esos pezones duros como el mármol, su mirada hacia el suelo mientras camina hacia nosotros para llegar a la cama y poder cubrirse con la toalla.
Justo cuando pasa por delante de nosotros, la llamo. Clara. Sí, señora, responde ella.
Y sigo diciéndole. Detente aquí delante de nosotros, mi amiga Elena quiere ayudarte a secarte.
Clara se detiene inmóvil y me responde. Por supuesto, señora.
Elena, presa de una frenética excitación, se levanta rápidamente de la silla y corre a buscar su toalla.
Se acerca a Clara, y con extrema delicadeza comienza a pasarle la toalla por detrás en la espalda, luego por las piernas, y unos segundos después, Elena deja caer la toalla al suelo.
Clara avergonzada, intenta tapar sus partes íntimas con las ...