Una fantasía hecha realidad
Fecha: 20/11/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Pachacamac, Fuente: CuentoRelatos
... entre su boca y sus pechos. Que acariciara sus tetas endurecidas de deseo y que sorbiera de sus pezones tiesos. Se estremeció de placer cuando notó como esos mismos labios besaban su ombligo y la lengua lamía su vientre hasta alcanzar su pubis depilado. Arqueó la espalda gimiendo de placer cuando Félix separó sus labios vaginales con la punta de la lengua desde el perineo hasta su clítoris ya abombado. Aunque su novio ya le había comido el coño alguna vez, no tenía nada que ver con el placer que le estaba dando ahora Félix. No había ninguna sombra de duda o repugnancia al lamer y sorber de los jugos que el sexo de Paula destilaba en abundancia. Cuando a los estímulos que le prodigaban los labios y la lengua de Félix, éste añadió dos dedos que penetraron el ardiente y encharcado coñito de Paula, ella ya no pudo contenerse más y se corrió.
Félix se deslizó sobre el cuerpo aún vibrante de placer de Paula para besarla y compartir con ella el sabor de su orgasmo. Ella correspondió con pasión al beso, mientras notaba como la verga de Félix se deslizaba lenta y suavemente entre sus labios vaginales y llenaba su vagina aun palpitante de placer. Notó que aquella polla era mucho más gruesa que las que había tenido antes dentro de ella, pero la profusa lubricación de su coño tras el orgasmo ayudó a que la penetración fuera increíblemente placentera. Separó más las piernas para permitir que la polla la penetrara hasta lo más hondo. Al principio, Félix la follaba con suavidad pero ...
... con firmeza, haciendo que se estremeciera de placer cada vez que su verga se hundía dentro de ella, manteniéndola dentro por unos instantes en los que Paula perdía la respiración. Luego se retiraba lentamente para volver a penetrarla con ímpetu creciente. La follaba con una cadencia maravillosa, muy diferente al ritmo atropellado con el que lo hacían chicos con los que había estado hasta ahora y que generalmente se corrían mucho antes de que ella pudiera alcanzar el clímax. Si con ellos el acto sexual era un ejercicio compartido en busca del placer mutuo, con Félix se sentía muy diferente. Ella se entregaba a él, se sentía poseída y ese sentimiento hacía que todos los resortes de placer de su cuerpo quedaran a disposición de su amante para que los activara a su voluntad. Y él supo cuándo y cómo tocar, lamer y pellizcar para que ella se retorciera de placer. Sin prisa, sin pausa, estuvieron follando lo que a ella le pareció una maravillosa eternidad comparada con la brevedad de los polvos juveniles, hasta que ambos explotaron de placer al unísono.
Los dos se quedaron tendidos sobre la cama largo rato, desnudos y bañados por el suave sol invernal que entraba por la ventana del balcón. Félix contemplaba maravillado el grácil cuerpo de Paula, acariciaba sus preciosas curvas. Cuando el sol empezó a ocultarse en el horizonte del mar, tuvieron que volver a la realidad. Paula había quedado con los amigos mallorquines de su novio y resultaría sospechoso para todos que no acudiera. ...