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Una madre corrompida
Fecha: 21/11/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Juan m 8722, Fuente: CuentoRelatos
Mi nombre es Juan. Tengo 48 años. Actualmente, desempeño las funciones de profesor de matemáticas y jefe de estudios en un colegio muy importante y reconocido de la ciudad de Buenos Aires. Siendo jefe de estudios entrevistó semanalmente a gran cantidad de padres de niños y adolescentes que tienen diversos problemas de conducta, de adaptación o de aprendizaje. Con el fin de articular medios para poder ayudarlos y reinsertarlos en el estudio. Y así derivarlos a talleres de refuerzo para las áreas donde se encuentren en problemas. Esto suele ser una buena alternativa ante estas situaciones. También mi función es disciplinaria, castigar a aquellos revoltosos que no cumplan las normas de convivencia dentro de la institución. Debo confesar que en este aspecto suelo ser muy duro y estricto. Había un caso en particular en el que me voy a centrar para contarles esta historia. Este caso es el de la familia Velázquez. Estos padres eran habitué en las entrevistas. Solíamos hablar 5 o 6 veces por año, conociéndonos a la perfección. Mayormente, las entrevistas eran por el mal comportamiento de sus hijos, que con el paso del tiempo se iban agravando y ponían en jaque el bienestar estudiantil. Hace un tiempo mi opinión ante el comité disciplinario fue de expulsar a estos problemáticos estudiantes y así poder cortar de raíz las cuestiones generadas por estos. En las últimas entrevistas solicitadas por la institución, la señora Romina Velázquez asistió extrañamente sin su marido. En ...
... medio de una de estas entrevistas dio a entender que con su pareja estaba transitando un doloroso divorcio. Entre líneas nos solicitaba un poco de paciencia y comprensión ante esta difícil situación que le tocaba transitar. Cuestión que afectaba directamente a sus hijos en todos los órdenes. Meses después me vi obligado a volver a llamarla de urgencia por un hecho perpetrado por uno de sus hijos que involucraba la rotura de varios cristales del edificio. Estaba claro que esta situación ameritaba una expulsión directa. La señora Velázquez asistió puntualmente a la hora y día en la que fue citada. Cómo siempre muy bien arreglada para sus 35 años. Oliendo a rosas y envuelta en su tapado negro que hacía juego con su cartera y lentes. Entramos a mi pequeña oficina donde tantas veces ya habíamos tenido algunas charlas. Guardó sus lentes en su pequeña cartera. Mientras la invitaba a tomar asiento y ponerse cómoda. Despojándose de su tapado, tomó asiento frente a mí. La charla sería breve, pero debí hacer una pequeña introducción por una cuestión de formalismo. — Señora Velázquez, ¿está notificada de los hechos vandálicos que ha efectuado su hijo contra la propiedad escolar, verdad? — Sí, señor lo sé y quiero comprometerme a pagar todos los daños que estos efectuaron. — Mi estimada, lamentablemente estamos muy cansados de estas actitudes y no creemos que esto pueda arreglarse con dinero. — ¿Qué quiere decir? Preguntó asombrada — ¡Vamos a tener que expulsar a sus hijos ...