1. Una madre corrompida


    Fecha: 21/11/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Juan m 8722, Fuente: CuentoRelatos

    ... chupar, pero yo no soy una de esas madres putas! ¿Me entendió? ¿Me garantiza que mis hijos terminarán el año lectivo en esta institución? Preguntó mientras suspiraba de mala gana.
    
    — ¡Depende de lo que usted haga con esa boquita, querida mía!
    
    — Usted es una basura, ¿Lo sabe? Es un mal nacido, un ser despreciable. Tomando valor se puso en pie. Con su jean ajustado y su camisa blanca hizo el pequeño recorrido hasta posarse en frente de mí. Para luego arrodillarse delante de mi silla. Rápidamente, saqué mi pene, el cual estaba completamente erecto. Y con un gesto indiqué que comenzará su acto oral.
    
    — No puedo creer que se la tenga que mamar al maestro de mi hijo. ¡Ni siquiera mi marido me hacía hacer esto! Confesaba. La zorra de la señora Velázquez comenzó a lamerme el pene de una manera fabulosa. Refregaba su lengua una y otra vez por toda la longitud de mi verga sin ningún tipo de vergüenza.
    
    — ¡oh, sí! ¡Señora Velázquez! ¡Sí! ¡Todo para usted, señora Velázquez! Llegué a decir.
    
    Introdujo por etapas todo mi pene en su boca hasta llegar lentamente a su garganta y darle arcadas. Mamaba mi verga como pocas a un nivel extremadamente profesional. Era una puta callejera de venida en una honrada y respetuosa madre de familia. Tomándola de la nuca, me hundía a mi antojo en lo hondo de su boca. Haciéndole brotar lágrimas de sus ojos para rápidamente correrme en lo profundo de su garganta. Una erupción seminal bañó lo profundo de su tráquea dejándome seco.
    
    — ¡Sois un ...
    ... hijo de puta, nadie me hace esto! Girando la cabeza hacia un costado, escupía el semen que había eyaculado en su boca. Mientras con su mano intentaba limpiar el excedente de semen de la comisura de sus labios.
    
    — ¡Qué buena chupada de verga, señora! Tiene que empezar a cobrar, le aseguro que se hace millonaria.
    
    — Vete a la mierda. Respondió enojada
    
    — Siéntese un rato arriba de esta, señora Velázquez. Es hora de que tengamos un vínculo más profundo.
    
    Rápidamente, se quitó su jean dejando ver una pequeña ropa interior de encaje blanco que me volvió loco. Aprovechándome de la situación, empecé a manosear su vulva bajo su diminuta braga. Sorpresivamente, tenía la concha bien peluda, algo que me calentaba de sobremanera. Mis dedos hicieron que quede mojada a tope rápidamente.
    
    — Súbete. Ordené.
    
    Apoyando sus rodillas en los pocos centímetros sobrantes del ancho de mi silla, se posicionó sobre mi pene. Bajando lentamente su vientre, comencé a penetrarla hasta casi perder de vista mi verga en esa hermosa y caliente vagina peluda. Mi lengua se entretenía con sus puntiagudos senos de madre divorciada que refregaba sobre mi rostro. Tomándola de la cintura, acompañaba sus movimientos ascendentes y descendentes en repetidas ocasiones. Podía sentir mi pene completamente dentro de su ser. Rebotaba como una pelota de básquet una y otra vez. Su vagina mojaba levemente mi miembro dando la lubricación justa para este acto. Rápidamente, se olvidó de su exesposo y comenzó a jadear ...