1. Probando frutas maduras y ajenas (2)


    Fecha: 30/11/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos

    Al terminar la reunión, mi jefa me solicitó que llevara a Chela y a Carmen a sus respectivas casas, pues eran las únicas que no traían vehículo y yo casi no tomó alcohol. Chela estaba muy borracha y pidió ir en el asiento de adelante. Primero dejé a Carmen y la acompañé hasta que entró a su casa. En el trayecto dijo “La pasé muy bien gracias a ti”. Antes de abrir la puerta de su casa medio las gracias y un beso que ocupó la comisura de mis labios y parte de la mejilla. Al subir al auto, mi cara se topó con las pantaletas muy mojadas que Chela me mostraba.
    
    –Mira cómo me las pusiste con tus caricias en el baile –las olí y no eran orines lo que las habían humedecido, era sudor y jugos de vagina–. ¿Las quieres de trofeo? –me dijo con voz pastosa y yo las tomé para guardarlas en la bolsa del saco–. Llévame a un hotel antes de llegar a casa –dijo antes de darme un beso y bajar la cremallera del pantalón. Con trabajos pudo extraer el pene y en el acto se lo metió a la boca saboreando con deleite el líquido preseminal. No pude negarme…
    
    Nos bajamos en el primer hotel que encontramos en el camino. En el cuarto, como si se tratara de una meretriz con gran experiencia, y a pesar de su borrachera, se quitó el vestido en un instante levantándolo hacia arriba. Su vello revuelto y abundante me subyugó, pero casi inmediatamente cambié mi vista más arriba para mirar cómo se colgaban las chichotas al deshacerse del sostén.
    
    –¿Te gusta esta vieja, nene? –preguntó resbalando ...
    ... lentamente las manos por sus costados y después se dio la vuelta para que le viera las nalgotas.
    
    Me quité rápidamente la ropa y con el pito parado llegué por atrás de su cuerpo, tallándole las nalgas con mi herramienta.
    
    –Espera, déjame sacar un condón en mi pantalón –dije, pero ella me quitó la prenda y la volvió a poner sobre la silla.
    
    –No te preocupes, bebé, en el último susto, que terminó en un embarazo no esperado por mí, pero que mi marido creyó que él era el responsable, me hicieron la “salpingo” –explicó y tomó mi pene para dirigírselo a la vagina.
    
    Apenas estuvo mi verga en la entrada, se colgó de mi cuello y me empiernó la cintura, provocando la inmersión inmediata de mi verga en su caliente panocha. Gritando “Cógeme, bebé, cógeme”, se movió como una posesa hasta que se vino, escurriendo sus jugos en mis huevos. Me dejé caer sobre la cama, manteniéndola bien ensartada y me moví hasta alcanzar la eyaculación. Lentamente nos separamos y se colocó en 69. Lamimos tomando con placer nuestras excreciones. Con mi cara acaricié el tupido vello de su triángulo y, como si fuese luchadora experta, me colocó bocarriba montándose sobre mi cara. “¿Te gusta chupar pelos, nene?” decía mientras friccionaba su cuca sobre mi cara, el río de secreciones que arrojaban sus jugos me barnizó la cara mientras ella se venía una y otra vez hasta que cayó a la cama exangüe.
    
    –¡Qué rico coges, muchachito…! –gritaba mientras, a dos manos, me acariciaba con maestría los huevos.
    
    Sí, ...
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