1. Probando frutas maduras y ajenas (2)


    Fecha: 30/11/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos

    ... definitivamente, era una puta consumada…. Descansamos un poco
    
    –¿Vas a llegar así a tu casa? –pregunté con seriedad.
    
    –No, putito, mi marido se daría cuenta y ya no quiero más problemas en casa –dijo dándome un beso antes de levantarse–. Cuando te vengas en mi culo, descansamos un poco y me voy al bidet; luego me pongo una gorra para baño, o una toalla en la cabeza, y me meto a la regadera, ya tengo todo sistematizado para mostrarme fiel ante él, así como para ti me mostré en la mañana como una puta y te lo seguiré comprobando una hora más… –explicó su sistematización al tiempo que sacaba una botella de Ron y un refresco de toronja del minibar.
    
    Cuando tuvo la bebida preparada, con hielos incluida, me ofreció, pero la rechacé aduciendo que aún tenía que manejar.
    
    –Así estaba el esposo de Carmen cuando tenía tu edad, no tomaba, pero sí cogía, me consta; ahora es un alcohólico y es difícil calentarlo –me manifestó.
    
    –¿Tú te lo cogiste? –pregunté asombrado.
    
    –Ay, amiguito, me he cogido a casi todos los de la dirección y a los esposos de mis compañeras –confesó saboreando la bebida.
    
    –¿También al esposo de Goya? –pregunté asombrado
    
    –Ese es casi tan puto como yo, la jefa ya no aguanta sus infidelidades –expresó–, pero le gusta cómo coge porque lo hace muy rico, también me consta, aunque cada vez tarda menos con el arma firme.
    
    Continuó en su borrachera platicándome de muchos compañeros, o sus consortes, de la dirección. Sabía también quién había embarazado a ...
    ... alguna. Ella misma aceptó que su ultimo hijo era de alguien que tenía un alto puesto, pero me advirtió que no era el subdirector, como afirmaban los rumores. Afirmó que el rumor podría seguir corriendo porque el subdirector era soltero y eso no afectaba a nadie.
    
    –¿Ya te repusiste para entrar por la retaguardia, amorcito? –dijo al terminar el trago y dejar el vaso para irse directamente a mamar verga.
    
    –¡Espera, me vas a exprimir lo que queda!, y ya no voy a poder disfrutar de tus nalgas cogiéndote de perrito, que es como te me antojas –exigí al sentir que me venía.
    
    –Así me gusta, que los putos me cojan como se los pido –dijo arrastrando las palabras y se puso en cuatro extremidades ofreciéndome su culo.
    
    Se lo chupé, también lamí su periné y ella no cesaba de gritar “¡Qué rico me haces nenito, eres un bebé mamador!”. Después metí mi falo en su panocha que seguía mojada, lo lubriqué un poco y le pedí que se abriera las nalgas. Cuando lo hizo, se la clavé en el ano con toda mi enjundia y dio un grito de satisfacción “¡En todo lo alto, hasta la empuñadura!” cuando sintió que mis testículos golpeaban sus labios exteriores. El vaivén continuó, también sus gritos, y escurría de su pepa un hilillo de viscosidad de tantos jugos que soltaba con los orgasmos. Le llené de semen el tubo rectal y ella cayó en la cama, temblando de placer. Yo no me quise zafar y me acosté sobre ella; aproveché que su ano se mantenía apretado para mover mi vientre en círculos sobre sus nalgas antes ...