Primer polvo con Lucía
Fecha: 20/12/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Celacanthus Pee, Fuente: CuentoRelatos
... excitarme muchísimo; ya con el breve diálogo sobre su idea de prostituirse empecé a calentarme, pero ahora notaba que mi polla pugnaba por liberarse de mis pantalones. Se quedó en bragas y sostenes, se alborotó el pelo y se acercó a mí, rodeó la mesa tras la que yo estaba sentado y se sentó a su vez sobre mis rodillas, con un escote escalofriante bajo mi mismísima barbilla. Yo eché la cara sobre él besando, lamiendo y chupando anárquicamente aquella parte de sus pechos que se me ofrecía; me puse seguidamente a besarla en la boca -¡qué bien besaba!- mientras la abrazaba para desabrocharle el sostén.
Tenía unos senos muy bonitos, algo caídos, claro, pero muy apetecibles, redondos, razonablemente tersos y unos pezones desafiantes en unas aureolas redondas y bien trazadas. La hice ponerse de pie para bajarle las bragas, pero no me dejó, se las bajó ella con un simpático y muy excitante contorneo de caderas. Su barriguita era algo prominente -pero no exageradamente- y el monte de Venus muy marcado; tenía el coño cubierto de pelo. No sé qué cara pondría yo -no me desagrada el pelo-, pero ella sintió la necesidad de disculparse:
–Lo siento, si llego a saberlo, me lo hubiera hecho recortar un poco
–No te preocupes en absoluto: donde hay pelo, hay alegría. También yo lo llevo tal cual, sin «peluquería».
–¿Ah, sí? -sonrió ella- ¡Vamos a ver eso!
Con una habilidad que me sorprendió, soltó el cinturón, desabrochó el botón del pantalón y bajó la cremallera de la bragueta, ...
... no sin esfuerzo, porque mi polla parecía tener, dentro del calzoncillo, el tamaño de una olla a presión. Levanté el culo para facilitarle que me bajara los pantalones y los calzoncillos, y mi polla, liberada, quedó enhiesta. Ella la cogió con la mano y le dio un par de meneos.
–Vaya, vaya, querido jefe, quién hubiera dicho que tenías un armamento así…
De pronto me dio por pensar en la imagen que yo le había ofrecido a ella hasta ahora: seguramente la de un burócrata gris y asexuado preocupado únicamente por su trabajo. Bien, ahora le iba a demostrar que de eso, nada.
Lucía se lanzó a mamármela y empezó acariciando el glande con sus labios y con su lengua muy suavemente. La detuve: me encanta que me la chupen -¡y a quién no!- pero no me gusta ver a la mujer en una posición como inferior, arrodillada ante mí.
–Espera, espera, vamos a la cama, estaremos más cómodos.
Al levantarme me acabé de desprender de mi ropa mientras ella que, obviamente, conocía el camino, se dirigió a la habitación de al lado. Fue entonces cuando pude ver a mis anchas aquel rotundo culo que tantas veces me había excitado y me prometí comérmelo entero sin perdonar centímetro.
Ya en la cama me tumbé de lado y en sentido inverso al de ella, la puse de lado también, le separé las piernas y metí la cabeza en sus ingles. Ella comprendió, cogió mi polla y se puso a comérmela de una forma que a mí me pareció delirante. A mí me gustó el aroma de sus feromonas; ella estaba excitada, lo notaba por ...