1. Primer polvo con Lucía


    Fecha: 20/12/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Celacanthus Pee, Fuente: CuentoRelatos

    ... el grosor de los labios de su vulva y por la humedad. Estaba claro que o yo la atraía algo o bien que llevaba mucho tiempo sin sexo, y me imaginé esto último, no sólo por modestia sino porque sabía que ella trabajaba muchísimas horas y no le debía quedar mucho tiempo para ir a ligar por ahí.
    
    Me entretuve pasando la lengua por sus ingles, lamiendo las zonas próximas a su vulva mientras con la mano acariciaba la cara interior de sus muslos; cada vez estaba más mojada la zona. Y, al mismo tiempo, yo estaba a reventar con su felación. Pasé directamente a su clítoris, masajeándolo muy suavemente con la lengua y pasé dos dedos por la entrada de su vagina, sin penetrarla, pero acariciando su parte más exterior. Ella empezó a tener pequeñas convulsiones cada vez más cortas y frecuentes, pero es que yo también empezaba a notar que mi polla pugnaba por llegar al orgasmo. Y encima, Lucía empezó a acariciarme los cojones. La repanocha. Seguí con mis lametones y caricias hasta que, en un momento dado, ella experimentó una gran convulsión y sus muslos atraparon mi cabeza haciéndome casi daño. Comprendí que ella había alcanzado el orgasmo y eso fue para mí el culmen de la excitación, de modo que me corrí hasta vaciarme completamente en su boca.
    
    Me lamió el glande muy suavemente, cariñosamente, y yo intenté hacer lo propio besando sus ingles, pero cerró sus piernas impidiéndomelo. Entonces me incorporé y me acosté a su lado. La besé y le acaricié las caderas. Ella tenía su mano sobre ...
    ... mi paquete, sin más, como si fuera una coquillera, y me daba un calorcito muy agradable.
    
    -¿Te ha gustado? -me preguntó
    
    -¿No es evidente? -respondí- ¿Y a ti te ha gustado también?
    
    –Pues la verdad es que sí. No es muy profesional ¿verdad?
    
    –Déjate de profesiones. No me siento al lado de una puta, sino de una mujer capaz de dar y de recibir placer. Oye, vamos a hacer una cosa: pasa el importe del alquiler por mi cuenta bancaria. Indefinidamente. Y ya no vengas a limpiar, vienes cuando te apetezca a follar conmigo, sin más compromiso ¿vale? O te llamo yo para que vengas, si tanto tardas -guiñé un ojo-. Y, mira, si te apetece, sólo si te apetece, de vez en cuando nos vamos un finde por ahí a echarnos unos revolconcillos en un sitio bonito. Y quítate de la cabeza la idea de meterte a puta ¿Cómo lo ves?
    
    –Lo que veo -respondió Lucía- es que se te ha puesto el arma otra vez en «presenten» y eso me recuerda que hemos jugado y lo hemos pasado muy bien, pero follar, lo que se dice follar, no hemos follado.
    
    Me besó, apasionadamente, por cierto, y nos entretuvimos un ratito jugando uno con otro, ella masajeando mi polla y yo acariciando sus pechos, siempre sin dejar de besarnos -¡cómo besa esta mujer!-, hasta que ella, poniéndose boca arriba, exclamó:
    
    -¡Métemela! ¡Fóllame!
    
    Sí, fue un «misionero» típico, pero qué bien lo pasé. Le metí la polla en la vagina y ella exhaló un suave suspiro de placer, empecé con una cadencia suave, que poco a poco fui aumentando a medida ...