1. Vacaciones en Oaxtepec


    Fecha: 25/12/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos

    ... de mi traje de baño que me quitó para hacerme el amor– También cuando renté una cabaña igual a ésta para gozarnos. ¡Ni siquiera salimos a nadar ese día! –completó.
    
    –Sí, fue muy hermoso, le dije y puse mi pelambre sobre su boca para que me chupara como le gusta.
    
    –Aún sabes a mí –dijo y siguió chupando– ¡Estás riquísima! –gritó.
    
    –¡Cállate, que vas a despertar a los niños! –le espeté en voz baja, moviéndome para sentir también su nariz, además de sus labios y su barba.
    
    Me pareció ver otra vez la silueta de alguien por la ventana, pero no dije nada. “¿Qué tal que no es Chavela sino Roberto?”, pensé. y decidí darle una gran función al voyeur. Prendí la luz de la lámpara para que el mirón, o mirona, no se esforzara mucho. Hicimos el amor en muchas posiciones y culminamos en un “69”. Apagué la luz antes de dormirnos.
    
    Al día siguiente, próximos a retirarnos, cuando los responsables entregaban las cabañas. Le pregunté a Roberto si él había estado espiando por la ventana. “No, me mantuve alejado de ustedes siempre”, dijo. Fue entonces que volteé hacia un lado y vi a Chavela, quien con la cara notoriamente roja sobre su piel blanca se retiró de allí. “¿Sería ella?”, preguntó Roberto al darse cuenta también de la cara subida de tono.
    
    Todos regresamos a casa sin ningún contratiempo. Pero aprovecharé, para contarles algo más de Chavela.
    
    Cuando Saúl y yo ya estábamos mal en nuestra relación, Roberto me veía cuando venía a la Ciudad de México. Varios de mis tíos y yo ...
    ... vivíamos en un conjunto habitacional de pequeñas casas. El estacionamiento estaba rodeado por unas casas, ninguna tenía ventana hacia él y otra parte lo ocupaba el frente de una escuela pública. Roberto solía estacionar su camioneta al lado de la escuela, donde casi nadie transitaba en la noche. Allí hacíamos el amor. Yo me hacía a un lado la pantaleta, Roberto se sacaba el pene y me sentaba sobre él.
    
    Una vez que ya me iba a bajar, pues habíamos concluido el coito, me quedé helada pues vi que Chavela había estado observando todo. Ella se encaminó hacia la zona donde yo tenía que pasar.
    
    –¿Por qué no te divorcias para que andes a gusto como puta? –me recriminó.
    
    –¡A ti no te importa lo que yo haga con mi vida! –le contesté
    
    –A mí sí me importa, pues me gusta Saúl y quiero darle un poco de lo que tú no le das –contestó como una sentencia–. Divórciate, o no lo hagas, yo no lo necesito –dijo, dejándome en la duda–, ya sé lo que es pasar una noche con él –remató disipándola.
    
    Años después, cuando ya estábamos bien, le pregunté a Saúl si le gustaba alguna de mis primas para coger.
    
    –Varias de ellas me gustan para eso, también tus hermanas y algunas tías, pero no voy a cogerme a todas las que quieran. ¡No andes de celestina! –contestó tajante, creyendo que se lo decía porque alguna me hubiese dicho que quería con él.
    
    –No, sólo es una pregunta –dije– ¿Te cogiste a Chabela? –le pregunté directamente.
    
    –¡Ja, ja, ja!, ¿quieres mi catálogo de tus familiares? Yo no soy el ...