1. Mi comadre está decaída


    Fecha: 06/01/2025, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... al elevador, Julio me abrazó de la cintura haciéndome sentir su potente erección en medio de mis nalgas, Rubén y Ara se empezaron a meter mano, llegamos al departamento, Rubén sirvió algunas bebidas que Julio y yo ni tomamos ya que nos metimos directamente a una de las recámaras, me acariciaba mis redondas nalgas sin dejar de puntearlas con su miembro, me bajó el cierre de mi vestido, dejándolo caer al piso, me volteó frente a él, levantó mis manos sobre mi cabeza, y me dijo “que rica te ves mamita”, se quitó la camisa y los pantalones, nos descalzamos, él se hincó en medio de mis piernas acariciándolas de arriba abajo y separándolas un poco subió sus manos por detrás hasta mis nalgas estrujándolas con gran excitación, besando mi pubis por encima de mí pantaleta, lamiendo mi rajita y presionando mi clítoris deliciosamente con su nariz.
    
    Que rico sentía, mi cabeza la hacia atrás acariciándole los cabellos disfrutando de su caricia lingual; me bajó lentamente mi pantaleta sin dejar de besar mi ombligo bajando paulatinamente sus labios por mi vientre entreteniéndose en mi escaso vello púbico, abriéndose paso entre mi vagina con su húmeda lengua, besando y succionando mi clítoris, afloje mis piernas por el placer que me hacía sentir, mis suspiros y gemidos aumentaban en intensidad, apretaba con mis manos sus brazos, el apretaba y abría mis nalgas acariciando con sus dedos mi ano.
    
    Ya no aguantaba más quería sentirlo dentro de mí inundándome con su espeso esperma, lo jalaba de ...
    ... sus brazos para que se incorporara, no dejaba de acariciar mis glúteos, me desabrochó el brassier arrojándolo a un lado y besando mis senos alternadamente, le bajé su bóxer a media pierna, saliendo su pene duro como resorte estrellándose entre mis labios vaginales, abrí un poco más mis piernas dándole libre acceso, comenzó un movimiento de vaivén delicioso rozando a todo lo largo de mi vulva hasta el inicio de mi culito, cerré mis piernas aprisionado su miembro intensificándose mi placer al sentir su exquisito roce que abría mis labios vaginales, sintiendo la presión de ese durísimo trozo de carne sobre mi clítoris.
    
    Le dije al oído besándole: ya dámelo por favor, ya no aguanto más….
    
    Me cargó sujetando mis piernas, las que enlace a su cintura, sintiendo la punta de su glande en la entrada de mi vagina, llevé mi mano hacia su pene dirigiéndolo dentro de mí impulsando mi cadera a su encuentro metiéndome la mitad de su potente pistón, acariciando ligeramente con mis dedos su escroto.
    
    Me acostó sobre la cama y sosteniendo mis nalgas con sus manos, metió el resto de su duro pene en mi interior, yo movía mi cadera hacia su encuentro, sintiendo como topaba su glande en mi cuello uterino y sus testículos se estrellaban en mi culito.
    
    Besaba mi cuello, bufaba en mi oído eso me prendía más y aceleraba mis movimientos. Él seguía con sus fuertes embestidas perforándome, sentía como estiraban al máximo mis pliegues, tuve dos orgasmos seguidos, enterrando mis uñas en su espalda, ...
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