1. La curvy deseada (2)


    Fecha: 11/01/2025, Categorías: Confesiones Autor: J C Meliani, Fuente: CuentoRelatos

    ... marcha un equipo de música cuyos altavoces situados en la terraza desgranaban una melodía suave de piano., mientras él se arrellenaba perezosamente en una comoda silla con cojines, dispuesta a saborear el champan y otras cosas...
    
    Rosalía se sentía trémula, entre el deseo y el temor de lo que se acercaba. Sentía deseo de ser amada por Carlos, pero, algo dentro de si le decía que se avecinaba una tormenta, aunque nada, en aquel escenario lo hiciera presagiar.
    
    Se decidió al fin a cambiarse... se sacó la blusa y la falda y se puso la bata que le llegaba hasta las rodillas. Ya que estaba en el juego, jugaría, se repasó los labios, y apareció contoneándose al ritmo de la música, mientras maliciosamente dejaba que se le entreabriera la bata, para mostrar el tanga que llevaba. Al llegar a la altura de Carlos, hizo un mohín de niña buena y se abrió toda la bata. "Te gusto, toda tuya".
    
    Su amigo, se levantó ceremonioso y le ofreció una copa que había sido escanciada minutos antes. Lo que desconocía Rosalía es que la bebida llevaba disuelta una pastilla que haría sus efectos en el momento oportuno. Brindaron, bebieron un sorbo, y Carlos acarició suavemente a su compañera, que, había vuelto a cubrir su cuerpo con la bata, pero con una insinuación en su rostro, de que estaba dispuesta a quitársela del todo.
    
    Bebieron una copa, y otra. Carlos esperaba que el fármaco hiciera sus primeros efectos. Así que se acercó a Rosalía y la cameló con voz queda, "Si me acompañas ...
    ... experimentarás las mejores sensaciones de tu vida". Dicho esto le dio la mano y la condujo hacia el interior del piso, hacia una estancia que la mujer intuyó que sería el dormitorio donde ambos gozarían de las mieles de Venus.
    
    Cuán errada estaba Rosalía. En cuanto hubo traspasado el umbral quedó atónita. En la habitación había ciertamente una cama, pero redonda, y estaba iluminada de rojo, con un sistema de luces que iban variando de intensidad y reflejos, en la pared, sujetos, látigos, y bridas y otros artilugios que le descubrieron que en aquella estancia se practicaba el sado y otras perversiones sexuales, no una cópula común entre una mujer y un hombre.
    
    Carlos la agarró con suavidad, pero con firmeza, ante el paso dubitativo de Rosalía para acabar de entrar en la habitación, le quitó con delicadeza la bata, y la chica quedó en sujetador y tanga recibiendo las caricias de su anfitrión. La besó en los labios, ella, había quedado como inerte, el fármaco comenzaba a surtir sus efectos, y la mujer sin oponer resistencia alguna se tendió en la cama y vio como Carlos le colocaba unas esposas que la inmovilizaban con las manos atrás...
    
    Un escalofrío recorrió todo su cuerpo. "¿Dónde me he metido?" Pensó. Un sudor frio le embargó pensando lo peor, y como iba a resolverse la situación. Intentó sobreponerse, decidió que lo mejor sería no oponer ningún tipo de resistencia a las acciones de Carlos, cuyo rostro se había trasmutado.
    
    El hombre se había despedido de su indumentaria y había ...