Gasolinera
Fecha: 12/01/2025,
Categorías:
Transexuales
Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos
Trabajo en una gasolinera, no es lo mas común, ni lo más glamuroso, para una chica. Pero siempre me ha gustado, un trabajo sencillo en el que no hace falta pensar mucho. Incluso a veces con tiempo libre entre vehículos para dedicarme a mis cosas, como por ejemplo escribir relatos.
Lejos de todas partes, en un paraje bonito entre dos pueblos y en una carretera por la que no pasa demasiada gente. Lo justo para mantener la instalación pero sin obtener grandes beneficios.
Este verano hace un calor de mil demonios. Y me he acostumbrado a trabajar solo con la ropa interior debajo del mono. Normalmente prendas sencillas de algodón blanco, nada sexi. Mi figura no es muy voluptuosa, más bien delgada y fibrosa.
Esas prendas sencillas me hacen provocativa perfectamente ajustadas a mi cuerpo, los tops deportivos e incluso bragas tipo bikini altas en las ingles. No llevo refuerzos más bien me gusta marcarlo todo.
Pero antes del turno de noche del sábado había salido con unas amigas a tomar unas copas y mi lencería era mas provocativa de lo habitual. Un conjunto de encaje negro que trasparentaba mis rosados pezones y los depilados labios de mi vulva. Apenas me dio tiempo a quitarme el short y el top y calzarme el mono para llegar a tiempo al relevo.
A las tres de la mañana después de haberme aburrido un montón paró un coche, un pequeño deportivo rojo descapotable. Al volante una impresionante morena con una larga melena y una cara preciosa.
Un larguísimo par de piernas ...
... bien torneadas y desnudas saliendo lentamente por la puerta. Más que abandonar el vehículo, lo que hacía era desdoblarse fuera de él.
Pude verla al completo cuando se puso al lado del coche para estirar su esbelto cuerpo. Debido al calor reinante esa noche ella lucía una microscópica minifalda, casi al ras de su prieto par de nalgas y con una impresionante abertura sobre su muslo izquierdo casi hasta la cintura.
Tenía un top aún mas pequeño del que rebosaban un enorme par de pechos, algo casi exagerado y probablemente operados. Los duros pezones se marcaban en la fina tela.
He de confesar que me quedé atontada mirándola sin siquiera acercarme al surtidor. Me excité solo con verla, mojando el mínimo tanga de fino encaje que llevaba.
Era preciosa y una buena opción para pasar un rato charlando o lo que surgiera. Me bajé la cremallera del mono naranja, el colmo de la elegancia, por debajo del ombligo, a ver cómo respondía a un poco de provocación.
A través del hueco abierto en la prenda se veía perfectamente mi sujetador de encaje y el canalillo entre mis pequeños y duros pechos. Es el momento que ella aprovechó para echarme un detenido vistazo.
Mas abajo, si se asomaba, si se inclinaba un poco hacia mí, seguro que podía apreciar mi depilado pubis. Lo tenía todo ante sus bonitos ojos azules al ser el mono de trabajo suficientemente amplio y el tanga muy bajo de cintura.
Al notar su interés bajé más la cremallera del mono hasta la cinturilla del tanga a juego ...