Una noche extraordinaria con un amigo de confianza
Fecha: 15/01/2025,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... antebrazo derecho en la corteza del árbol, subió la pierna izquierda, giró la cabeza y le apuntó con los labios hacia adelante—. Acércate más que no llego.
Intercambiaron una extensa serie de besos apasionados, lengüetazos frontales y mordisquitos inofensivos. Alfredo mantenía los ojos cerrados, imaginaba que estaba besando a una mujer cachonda y no a un marica. También intercambiaron sensaciones y emociones propias del sexo consensuado, lo cual los llevó a la lubricidad. No eran más que dos amigos pajeros haciendo algo que les gustaba hacer, en el sitio menos esperado.
Tomás se reacomodó: extendió las piernas hacia los costados, levantó la cadera, dobló la espalda para quedar en una posición de cuarenta y cinco grados, se aferró al árbol y suplicó por más sexo. Lo que Alfredo le había dado hasta ese momento había sido sólo una pizca de lo que acostumbraba hacer con su novio en privado. Si el culo no le quedaba ardiendo, no era una buena culeada. Había que seguir sí o sí.
Al adentrarse en el mundo de los placeres carnales, la concupiscencia los llamaba desde el más allá, desde lo más hondo del libertinaje. Querían que el placer durase una eternidad, no unos pocos minutitos. Anhelaban experimentar el confort que compartía una pareja durante la accesión, como si sus cuerpos se unieran y formaran uno. La erección de Alfredo se mantenía intacta aun luego de haberse corrido con fugacidad en las rondas anteriores. La corrida que se venía tenía la misma intensidad pero ...
... menos cantidad de fluido espermático.
Superada la barrera de tensión carnal, volvieron a eyacular con emisiones sincronizadas y resuellos fuertes. Las cálidas manos de Alfredo descansaban sobre los dorsales de Tomás, cuyo tren inferior se mantenía enhiesto como un poste de cemento. Se había masturbado a sí mismo para venirse, lo había logrado sin ningún problema.
Intercambiaron palabras que describían cómo se sentían en ese momento y cuán ansiosos estaban por acabar. Pese a la nula experiencia sexual de Alfredo, demostró que podía ofrecerle una buena azotaina de pijazos a su amigo. Obviamente, un hombre como Tomás no iba a exigirle que actuara como una estrella del cine porno, sabiendo que ni su orientación sexual ni sus experiencias personales ayudaban en lo más mínimo.
Alfredo retomó la acción de socavar el orificio trasero, la enterró en lo más hondo sin miedo y buscó la mejor forma de hacer que los fluidos volviese a salir. En el caso de Tomás, lo que lo llenaba de placer era el movimiento constante. Sabía muy bien que una verga quieta, aun estando en lo más profundo del culo, no generaba satisfacción en absoluto. Al entrar y salir, provocada una sensación inenarrable que sólo podían describirla aquellos que lo habían experimentado en carne propia.
La sodomía continuó unos minutos más hasta que sus órganos sexuales dijeron basta. Se vinieron por quinta vez, disfrutaron la sensación estando quietos, pegados el uno con el otro. Presentían que ya no les quedaba mucha ...