La empleada seduce al jefe
Fecha: 17/01/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos
... entero y comenzó a meterlo y sacarlo a buen ritmo mientras la saliva escapaba de su boca goteando.
Carlos agarró con fuerza el reposa brazos de su sillón y levantó el trasero apretándolo, estaba a punto de correrse. Laura, notándolo, dejó de chupársela y sacó de su bolsillo un paquete de clínex, envolvió el pene y animó a su jefe, en un susurro, a que eyaculase sin miedo.
Pronto el papel quedo impregnado de semen.
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Esa noche Laura pensó en lo que había hecho. Estaba segura de que su jefe, al menos por ahora, no la despediría. Por supuesto todo eso tendría que permanecer en secreto. Otro tema era la infidelidad, y aquí tampoco, a juicio de la mujer, tenía porque sentirse culpable. Después de todo, su marido no la atendía como tendría que hacerlo.
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El siguiente episodio digno de reseñar ocurrió tres días después.
La reunión con un cliente no fue bien, en parte por su culpa. Carlos, en su despacho, tenía cara de pocos amigos y no dudó en echarle la bronca.
Lo peor de todo es que tenía razón.
Lo más grave que todavía no se sabía quien sería despedido y después de aquello ella tenía más papeletas.
Laura, una vez más, decidió actuar. Se acercó a su jefe y le habló así.
- Lo siento Carlos. Me he portado muy mal y tienes derecho a gritarme. - dijo.
Luego, tras unos segundos de duda continuó.
- He sido una chica mala y me merezco unos azotes.
Y al terminar la frase se tumbó boca abajo sobre las rodillas de ...
... su jefe apoyando las manos en el suelo para guardar el equilibrio.
El culito quedó a merced de Carlos.
La empleada, tensa, esperó para ver en que acababa el atrevimiento.
La espera no se demoró mucho y enseguida notó las manos de su jefe sobándole los glúteos.
Los azotes llegaron después. Seis en total.
- Levántate.
La mujer obedeció incorporándose torpemente.
Carlos la dio un abrazo y luego la besó en los labios. Un "pico" rápido.
- Una cosa más. ¿Tú sabes poner inyecciones en la nalga?
Laura le miró a los ojos y añadió.
- He visto hacerlo.
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Una semana después, en casa. Laura reflexionó sobre lo vivido. Tenía que decidir si seguir o pararse. Le gustaba su jefe y quería más. Quizás besarle de verdad y tener sexo oral, quizás ir más allá y sentir su pene penetrándola. Incluso, una vez, había pensado en practicar sexo anal. Pero no había nada seguro y para dar estos pasos tendría que hablarlo con él.
Hoy tocaba hacerlo con su esposo. Volver a la rutina. ¿Le contaría algún día todas estas cosas? Probablemente no, Laura era ante todo una persona práctica.
Se desnudó y se puso ropa interior limpia. Bragas en lugar de tanga. La última vez había sido un poco patético, pero aun así ansiaba tener sexo con su marido. Sonrió pensando en el tema escatológico. Un escape de gas le puede ocurrir a cualquiera, incluso a ella. Sí, en eso había diferencia, con su jefe nunca se podría relajar al cien por cien. Por un instante imaginó a ...