1. Con el culo roto


    Fecha: 21/01/2025, Categorías: Gays Autor: Einar Cano, Fuente: CuentoRelatos

    A mediados de marzo de ese dos mil trece cometí uno de esos errores que a veces me han costado caros. Hacía tiempo que tenía ganas de visitar una zona de cruising, me daba morbo pensar en llegar a un lugar en donde hubiera gente follando, mirar, intervenir, follarme a un desconocido o que él me follara a mí…
    
    Busqué en Internet y encontré una zona, en el Charco de la Pava, detrás de la antigua estación del Ave de la expo del noventa y dos así que sin pensarlo dos veces, fui a mi piso de soltero, me puse lubricante en el culo por lo que pudiera pasar, me vestí con un chándal, zapatillas de deporte, una camiseta y una sudadera con capucha, en el bolsillo delantero de la sudadera guardé condones, iría caminando, desde el piso a aquel lugar había una buena caminata que me serviría de ejercicio, así parecería que estaba haciendo deporte.
    
    Al llegar al sitio que iba buscando me subí la capucha, era media tarde, un par de coches aparcados con gente dentro, a mi izquierda una rotonda, caminé hacia ella, al otro lado, junto a los arriates que impiden el paso a la vía que lleva al embarcadero había un coche estacionado y un individuo de pie, apoyado en él fumando un cigarrillo, me hizo señas para que me acercara.
    
    - Hola guapo.
    
    - Hola.
    
    - ¿Haciendo deporte?
    
    - Sí.
    
    - ¿Y nada más?
    
    - No se…
    
    - Yo tengo algo para ti… - se agarró el paquete - si quieres.
    
    Observé al hombre, al menos setenta años, pelo blanco peinado hacia atrás, bigote blanco con trazas de haber sido ...
    ... rubio, barba de varios días, ojos claros, tenía los dedos de la mano manchados de nicotina, sobre uno setenta de estatura, se veía en buena forma, debía de haber tenido un trabajo físico, vestía ropa de abuelo.
    
    - Puede ser.
    
    - Ven conmigo.
    
    Se dirigió hacia el embarcadero, mi instinto me dijo que no le siguiera pero mi lujuria me empujó a hacerlo, giramos a la derecha por una carretera de tierra, luego tomamos un camino que bajaba hacia la orilla del río, entre los árboles, llegamos al pie de un eucalipto enorme rodeado de arbustos, en el suelo se veían condones usados, envoltorios y pañuelos de papel.
    
    - Aquí estaremos bien.
    
    - ¿Y si viene alguien?
    
    - Se pondrán a mirar y si les decimos que se vayan se irán y si les decimos que vengan participarán.
    
    - No estoy cómodo.
    
    - ¿A que has venido si no, maricón?
    
    El viejo aquél se desabrochó el cinturón, el botón y se bajó la cremallera, el pantalón cayó a sus pies, se quedó con los calzoncillos de tela tipo bóxer blancos, tenía amarillas en la bragueta.
    
    - Venga maricón, ven aquí.
    
    Se recostó contra el tronco del árbol, me acerqué a él y me puse de rodillas delante suya, su ropa interior olía a meado, le bajé el calzón, su polla, normalita, estaba flácida, huevos colgones, llenos de canas largas, también el pubis lo tenía lleno de pelos blancos y largos.
    
    Agarré sus cojones, acaricié su polla y dejé el glande al descubierto, comenzó a crecer en mi mano, lamí el frenillo, también su miembro olía a orines y a ...
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