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El sereno (partes 1 y 2)
Fecha: 23/01/2025, Categorías: Confesiones Autor: Leo211, Fuente: CuentoRelatos
Mi marido era recepcionista en un hotel y cada tanto debía trabajar por las noches. Eso lo sabía Sergio el veterano que ejercía de sereno en la obra frente a casa. Esto fue en el año 2003 lo recuerdo bien porque mi sobrina festejó sus 15 en diciembre del año anterior. Sergio siempre estaba atento y era muy amable, saludaba con gentileza y siempre estaba a la orden. Una noche de verano como a las once salí a pitar un cigarrillo y el estaba ahí. Nos saludamos me convido con el mate, nos quejamos del calor porqué había que quejarse de algo y cómo supongo sucede en estos casos le dì palo a mi esposo que desde un tiempo a esta parte siempre estaba agotado. A lo que de inmediato aprovechó para tirarle un camión de escombros. -Si yo tuviera una hembra como vos no te dejo dormir. Sentenció el veterano canoso. Que fácilmente duplicaba mi edad yo tenía 28 recién cumplidos y nunca había estado con otro hombre que no fuese mi marido al cual conocía desde la adolescencia. No sé si fue la sofocante calor, la situación o el desgano de Marcelo (mi esposo), pero ese comentario y la forma en que lo dijo me calentó de una manera inenarrable., le sostube la mirada y percibí el deseo plasmado en sus grises ojos y una leve mordida a sus labios inferiores que todavía recuerdo, le apetecía poseerme. Y quedé como una idiota perpleja ante tamaña insinuación. Tartamudeee para retirarme con afán argumentando que necesitaba poner una pastilla para los mosquitos. -Si, esta lleno de mosquitos y aquí ...
... dentro hay uno grande que pica fuerte. Así que cualquier cosa que necesite me dice... Recalcó con interés. Sonreí nerviosamente y regrese turbada. Me temblaban la piernas al cruzar la calle, unos 12 metros que separaban la puerta de mi casa del aguijón que no dejé de pensar esa noche y la otra... Obviamente oculté aquél provocador lance que en el fondo me agradó. Me sentí deseada, es cierto que por alguien más viejo pero no por eso menos interesante, entre la duda y la curiosidad asomaba el morbo y a la tercera noche luego de una larga deliberación decidí averiguar que tan lejos podría llegar más allá de los doce metros. Shorts de yeans apretados y una leve musculosa amarilla sirvieron de casual para un encuentro perfectamente craneado. -Sigue el calor, eh? Rompí el hielo. -Es un infierno, Laura. Contestó. Y conversamos de manera trivial sentados en unos tablones que oficiaban de banca. En ningún momento se desubico ni apeló al doble sentido. Unos momentos antes de la media noche acomodé mis gafas y consulte el reloj... -Bueno ya es hora... Dije mientras me levantaba. -Si querés te puedo enseñar mi habitación. Y no será fácil de olvidar. Agregó. Mi media sonrisa avaló su propuesta y la exitación creció aún más al trancar la puerta. Entre la penumbra de aquellos senderos inacabados llegamos a cuarto de ladrillos desnudo y polvoriento. Un colchon arrojado en el suelo, unas almohadas encima y un ventilador ronroneando fueron la decoración perfecta de aquella ...