1. Mi esposa, hermosa, puta e insaciable


    Fecha: 12/02/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Rod77, Fuente: CuentoRelatos

    ... que la idea se quedó dando vueltas en mi cabeza. Pero nunca me animé a decírselo. Aunque yo sentía que a ella podría gustarle. Ya que aquella vez me pareció que la situación también la excitó como a mí.
    
    Tiempo después, hicimos un crucero por el Mediterráneo, saliendo de Barcelona, que es donde vivimos. El barco estaba espectacular, y lo mejor de todo era que no iba atiborrado de gente. Había suficiente espacio para pasarla bien y relajarse. Era un verano cálido, y Carla, así se llama mi mujer, estaba radiante. Su cuerpo parece una botella de Coca-Cola, como decía la canción. Su presencia es capaz de calentarle los huevos al macho que se le cruce. Sobre todo con los trajes de baño que usaba en la alberca del barco, que dejaban casi al desnudo su hermoso cuerpo. Había varias albercas, pero nosotros siempre elegíamos la más pequeña y apartada, en donde sólo había unas pocas parejas aparte de nosotros.
    
    Carla usaba unas tanguitas para el infarto, que casi dejaban al desnudo su cola. Y obviamente no era yo el único que las admiraba. Noté cómo el barman de la alberca, un moreno treintañero alto y esbelto, no le sacaba los ojos del culo a mi mujer. Pero no era su único fan, el mesero, un chico que apenas pasaría los 20, cada vez que podía le echaba una mirada libidinosa a las nalgas de Carla. Como no había mucha gente en esa alberca, los dos se juntaban en la barra por largos ratos a cachondearse con mi esposa, admirándole el culo y las tetas. Lo hacían con discreción pero ...
    ... sus caras lascivas eran indisimulables. Pero a mí no me molestaba, al contrario.
    
    La tercera noche del crucero, era una noche estrellada y calurosa. Carla tenía puesto el mismo vestido que aquella vez en el hotel de la costa, lo noté en el momento en que la vi. Eso me calentó y me dejó el miembro alterado. Decidimos buscar una cubierta apartada solitaria y oscura con la intención de fumarnos un porrito tranquilos mirando el mar.
    
    Fumamos un poco de unas flores exquisitas que habíamos metido de contrabando y quedamos bien locos. Carla, completamente en su mundo, contemplaba lo hermoso del mar y apoyándose en el barandal se inclinó para mirar hacia abajo. La tela de “aquel vestido” era finita y se le transparentaba la tanguita metida en la cola. Eso me detonó, dejé que mi falo sea libre y automáticamente se comenzó a hinchar y a poner rígido. Me acerqué por detrás y se lo apoyé en las nalgas. Sorprendida pero sin separar el culo del miembro, volteó la cabeza y me dijo “¡cerdo!”. Acto seguido, aun sin darse vuelta, tanteó con la mano hacia atrás hasta encontrar mi verga, la cual agarró y comenzó a manosear por encima del short, moviendo la mano hacia arriba y abajo agarrando mi verga con firmeza. La di vuelta y comenzamos a besarnos, su mano volvió veloz a agarrarme el bulto, mientras que las mías fueron directo a su cola. Comencé a manosearle las nalgas y a masajearle suavemente el agujero del culo por encima del vestido con dos dedos. Estábamos “on fire”. No tardé en ...
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