1. Repartidor cogelón


    Fecha: 13/02/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Muy cerca de mi casa hay un súper, no es uno de esos de cadena, sino uno de aquí del estado y pues en general tiene todo lo que necesito. Ya cuando requiero algo especial, pues voy a uno de los otros. La verdad está muy conveniente, pues llego en 3 minutos. Hace poco más de un mes uno de los dependientes de frutas y verduras, del que ya me había dado cuenta me echaba el ojo, me hizo la plática.
    
    Paco – Miren nada más, vino la clienta guapa.
    
    Yo – Uy, pero qué amable, oiga. Muchas gracias!
    
    Paco – Gracias, las que le adornan, señora.
    
    Yo – Eso le dice a todas , verdad?
    
    Paco – No, para nada, cómo cree. Y para que vea que es cierto…vino el lunes pasado y traía jeans azules y una blusa blanca pegadita.
    
    Yo – Mire, qué buena memoria.
    
    Paco – Hay cosas que no se olvidan –sonreí coqueta-.
    
    Yo – Qué más puede pedir una, si no es dejar huella?
    
    Paco – Uy, si yo le contara lo que le piden a uno –le eché una mirada pícara- bueno, un gusto verla, ojalá sea más seguido.
    
    Yo – Vamos a ver.
    
    Paco – Ah, por cierto, vive por aquí, verdad?
    
    Yo – Sí, por qué?
    
    Paco – Es que a algunas clientas les doy mi cel, por si quieren que les lleve el mandado cuando acabe mi turno y si viven cerca, pues igual voy de rápido.
    
    Yo – Ah, muy bien! Te lo agradecería mucho, claro.
    
    Me dio su teléfono y me fui a hacer mis compras, enseguida sentí sus ojos y su deseo fijos en mis nalgas, así que me lento pero moviéndolas un poco de más y agachándome un poquito aquí y allá. A ...
    ... partir de ese momento, empezó a deambularme el antojo de dárselas y que me cogiera rico ese chavo.
    
    Un par de semanas después, y luego de algunos coqueteos con él en mis idas al súper, andaba con ganas de una rica cogida y sobre todo de alguien diferente, de una aventura sexual. Así que estando solita en casa en mi día de limpieza, decidí hacerle un pedido a Paco; me dijo que tardaría como dos horas, así que yo aprovecharía para seguir limpiando y luego me cambiaría, pero nada especial, más bien provocativo. Pero no me dio tiempo, casi una hora después de que le hice el pedido, tocaron a mi puerta –seguro en la entrada del conjunto residencial lo dejaron pasar porque lo conocen- abrí y era Paco!
    
    Yo – Paco! Dijiste dos horas!!
    
    Paco – Pues sí, pero me pude salir antes.
    
    Yo – Es que me agarras en fachas –como era día de hacer limpieza, traía unos pants pegaditos y una playera ya vieja, los dos muy desgastados, y sin brassiere, aunque el estampado de mi playera ocultaba un poco mis pezones, se veía que no traía nada- no me diste tiempo de cambiarme.
    
    Paco – No se preocupe, si quiere nada más le dejo las cosas y me voy.
    
    Yo – A ver, pásale.
    
    Dejó las bolsas en la barra de la cocina y luego me ayudó a desempacar y limpiarlas. Cuando acabamos le pagué y le di una buena propina, pero me dijo:
    
    Paco – No, señora guapa, mejor invíteme algo de tomar, hace mucho calor, no?
    
    Yo – Tienes unos minutitos?
    
    Paco – Varios.
    
    Yo – Ah, bueno; yo también me tomo un descansito. ...
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