En casa sola
Fecha: 19/02/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: Epikuro, Fuente: CuentoRelatos
Ese día tenía mi práctica. Se daba la coincidencia que el liceo donde la realizaba se encontraba de camino a la casa de mi pololita de ese entonces; una compañera de universidad. Muchas veces salí a encontrarme con ella para hablar, regalonear o simplemente estar juntos y hasta por ahí no más porque su mamá nunca nos dejaba culear, aunque a veces calladitos lo hacíamos igual.
La noche anterior María Paz se había enfermado y no iría a la universidad. Desde el momento en que me lo dijo, supe que la tarde del día siguiente, a la hora de almuerzo más o menos, me iba a mandar un culeón de aquellos, aunque no se lo hice saber a ella para que se lo tomara de sorpresa, puesto que le dije que no la iría a molestar si ella se encontraba así de enferma. Pero todo era una mentira, esa clase de mentiras buenas que ayudan a mantener la magia y la tensión en la pareja.
Salí de mis deberes académicos y caminaba rápido en dirección a su casa. En muchas ocasiones tuve que disimular mi erección, lo único que pensaba era en sexo, vagina, humedad, culo, tetas, oral, cumshot y todas las cosas porno que quería hacer con ella.
Voy llegando, miro la hora: las 12:37. Buena hora si mi suegrita sale a las 18 de la pega. Eran cinco horas y algo más en que mi amorcito me haría acabar las veces que yo quisiera.
Tomo mi celular y la llamo.
—Hola mi amor, ¿Cómo está?
—Holi. Enfermita aún, ya no me duele tanto la cabeza como anoche, pero aún estoy delicada.
—¿Quiére que le vaya a hacer ...
... nanai?
—No es necesario mi amor, vaya a clases mejor, me pasas los apuntes.
—No quiero. Ven a abrirme que estoy afuera. Le pedimos a la Fran que nos grabe la clase.
—¿En serio?
No es necesario que describa todo lo que hacen las parejas en su romántica cortesía, con ella era todo muy normal; lo que sí, es que éramos una pareja de mucha contención emocional, hablábamos mucho de nuestras vidas, de nuestras penas, angustias, hastío, odiábamos al mundo y su sistema. María Paz ha sido la relación más sana que he tenido. Todo con ella se hacía con la más absoluta rigurosidad racional y emocional. A excepción del sexo, ahí todo era locura.
—Sabí que tuve la tincá que ibas a venir.
—Já, ¿Por qué?
—Porque sabía que ibas a deducir que mi mamá no iba a estar y podríamos culear tranquilo.
—No. Yo vine porque me preocupé por tí.
—Aaahh sale pa' allá frescolín, a mí no me engañas, te conozco mosco.
—Bueno, piensa lo que quieras, yo vine a cuidarte un ratito porque estaba preocupado.
—Aah jajá... ¿Pa' qué? ¿Acaso no querí?
—Bueno, siempre voy a querer.
—Aah jajá... ¿No veí?
Con su carita hinchadita y lagañosa del sueño, aún con su aliento mañanero, María Paz me la chupaba en el sillón de su casa, era algo incómodo pero no importaba nada en absoluto. Su piyama de niña buena me llamaba su atención, todo el morbo me llenaba de imágenes calientes en mi cabeza. Cuando se la metía toda a la boca le apretaba con fuerza el culo, semi escondido por un sexy ...